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lunes, 20 de junio de 2022

CARTA ABIERTA DE UN MILITANTE DE IU

 


Pues ya se acabaron las elecciones andaluzas, y los resultados son el reflejo de lo que los andaluces y andaluzas hemos decidido democráticamente. Es momento de hacer balance y buscar las fallas en la estrategia y comunicación que los partidos de izquierda han llevado a cabo en esta campaña. Los resultados son inapelables y lejos de buscar culpables es necesario ponerse a trabajar en favor de las clases populares.

Milito en Izquierda Unida desde el 2011, un momento histórico de tremenda ebullición, una movilización social constante y el surgimiento del movimiento 15M, o como se conoció en el resto del mundo “Spanish Revolution”.

Desde entonces he sido apoderado o interventor en todas y cada una de las elecciones que se han celebrado en nuestro país, siempre como militante de IU. Casualmente y sin cambiar mis principios, he portado el identificador de Izquierda Unida, Unidad Popular, Adelante Andalucía, Unidos Podemos, Unidas Podemos y Por Andalucía, y según parece, para las próximas generales el identificador volverá a cambiar según evolucione el proyecto político encabezado por Yolanda Díaz.

En un momento como en el que vivimos la identificación con la marca es un principio básico para cualquier empresa. Los jóvenes pagan cantidades significativas de dinero para lucir el logo de su marca en su vestimenta. La vinculación entre marca y consumidor es un trabajo prioritario para cualquier gran marca y cuesta una gran cantidad de tiempo y dinero forjar esa vinculación.

Uno de los principales problemas que he encontrado como representante en las distintas mesas electorales es que los votantes, incluso queriendo votar la marca con la que se presentaba mi partido, desconocían el logo o el nombre por el que se presentaba en esas elecciones.

Elección tras elección las distintas coaliciones en las que se ha integrado Izquierda Unida se han formado en escasos meses antes de las elecciones, no sin pasar diversas dificultades para conformar las alianzas, encontrar un nombre, establecer las listas electorales, etc., todas estas circunstancias generan dudas en los votantes, incluso desconocimiento por cual es la papeleta de que deben coger y por extensión desmovilizan a los votantes que terminan eligiendo otra opción o quedándose en casa.

Es hora de mirar a largo plazo, dejarse del cortoplacismo que generan los procesos electorales, establecer redes duraderas, un proyecto de futuro, un futuro que abarque más que los cuatro años de una legislatura.

Es hora de restablecer prioridades, estrategias, modernizar conceptos con los que la clase trabajadora vuelva a identificarse, construir símbolos con los que identificarse con la mirada en el horizonte, no en la próxima fecha electoral.

Es un camino largo y lleno de dificultades que merece y debe andarse.

Esta es una reflexión de un simple militante de base que espera sea compartida por el resto de compañeros y compañeras. Porque como dice mi amigo y compañero Antonio Franco citando a José Saramago “La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva”. Así que seguiremos luchando por un mundo mejor derrota tras derrota hasta la victoria final.

 “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños” Lenin.

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