En la actualidad existen multitud de estímulos que hacen que estemos completamente alerta a todo lo que nos rodea, la capacidad de fijar la atención en algo concreto es tremendamente difícil, ya que los estímulos se superponen a una tremenda velocidad.
Si trasladamos esta realidad a la que viven niños y jóvenes en la actualidad, ésta se ve multiplicada con respecto a la de los adultos. Las personas nacidas a partir del año 2000, han crecido con multitud de estímulos, desde la televisión hasta el móvil, pasando por las consolas con multitud de juegos, cada vez más reales, hacen que su capacidad de permanecer sin hacer nada, sea casi nula.
Esta situación es agravada por los padres, que con el objetivo de que nuestros hijos estén entretenidos, les damos el móvil para que vea vídeos que lo distraigan y no den la nota con sus llantos, o nos dejen hablar con nuestros amigos sin importunarnos. Es común ver como niños que apenas han comenzado su etapa escolar en la Educación Infantil (incluso menores) con su propia tablet, donde pueden ver sus dibujos animados favoritos, jóvenes que pasan horas jugando solos a la videoconsolas en casa, conectados online con sus amigos, pero solos a fin de cuentas. Que permanezcan en casa da una falsa sensación de seguridad a los padres al mantener alejados a sus hijos de los peligros de la calle.
Una generación acostumbrada a obtener todo lo que desea al instante y que
por el mero hecho de desear algo, se cree en el derecho de obtenerlo. Una
generación que no está acostumbrada a aburrirse, porque no tiene tiempo para
ello.
A las opciones de ocio, hay que sumar las obligaciones impuestas socialmente: a las horas lectivas en colegios o institutos hay que sumar las actividades extraescolares que hace que estos “proyectos de hombres y mujeres” vayan mecánicamente de las clases de inglés, al entrenamiento de fútbol, de la gimnasia rítmica, a las clases de violín.
Estas generaciones no se han aburrido
nunca, y cuando lo han hecho somos los adultos los que les planteamos opciones,
todo lo que sea necesario mientras no nos perturbe nuestro tiempo.
Sin embargo, aburrirse es una experiencia
necesaria, donde se fomenta la creatividad y la fantasía, se buscan
alternativas, actividades que llevar a cabo. Aburrirse es una sensación
desagradable que todos intentamos evitar y que cuando la sentimos buscamos
alternativas para dejar de sentir esa sensación tan desagradable.
Abraham Ortelius, en 1596, mientras
miraba aburrido unos mapas para pasar el tiempo, notó que los continentes
parecían encajar unos con otros, y ese fue el principio de la teoría de la
tectónica de placas que terminó de desarrollarse en la década de 1960. Si Ortelius
hubiera estado mirando un video de youtube o jugando a la playstation, es
posible que aún no supiéramos cómo se producen los terremotos o la formación de
los continentes.
Podríamos decir que el aburrimiento
es el motor de la creatividad. Puede que tener niños y niñas continuamente
entretenidos nos de tranquilidad, pero pagaremos las consecuencias el día de
mañana.
“La creatividad es la inteligencia
divirtiéndose” Albert Einstein.
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