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martes, 13 de septiembre de 2022

DE REYES Y REINAS.

El eje de la estratificación social.

La muerte de Isabel II de Inglaterra, ha generado infinidad de aristas dignas de análisis que exceden a los contextos nacionales, históricos, sociológicos y antropológicos del imperio británico, como el protocolo puesto en marcha para su obituario y la sucesión de la corona en la persona de su hijo Carlos, que reinará con el nombre de Carlos III, etc.


Sin embargo de todo lo acontecido, lo que más me ha llamado la atención ha sido las distintas declaraciones que se han retransmitido en los distintos medios de comunicación, ya sea televisión o radio. Hemos podido oír declaraciones de súbditos ingleses en distintas partes del mundo que narraban como habían llorado toda la noche al conocer la muerte de la reina, o que comparaban a la monarca como parte de su familia, la han catalogado de “madre” o “abuela” de ellos mismos, aunque bien es sabido que de un tiempo a esta parte, los medios de comunicación han dejado de dar noticias para pasar a distribuir propaganda, ningún comentario negativo se ha visto en los medios de comunicación.

Siempre me ha sorprendido que haya gente que defienda una institución tan anacrónica y nada democrática como es la monarquía, sobre todo porque es reconocer que una o unas personas son superior a ti mismo por el simple hecho de haber nacido con un apellido determinado, esa minusvaloración de la propia persona me sorprende enormemente y esta situación excede al ámbito británico y se extiende a todos los países donde la jefatura del Estado recae en un rey o una reina.

Sin embargo el politólogo e historiador Benedict Anderson en su obra “Comunidades Imaginadas” da, a mi parecer, con la clave para explicar ésta situación. Según Anderson reconocer la superioridad de determinadas clases sociales, legitima la creencia de que existen clases inferiores, por lo tanto si determinados cargos nobiliarios son superiores a una persona, denominada X, existe una base para determinar que hay otro grupo de personas que son inferiores a X. Quedando las clases sociales divididas jerárquicamente, estando la monarquía en la cúspide de la pirámide.

Sin embargo, esta división jerárquica de la sociedad no es exclusiva de sistemas monárquicos, ya que los sistemas republicanos liberales han asumido dicha  jerarquización donde la cúspide de la pirámide está compuesta por las personas que detentan mayor poder, entendiendo poder como capacidad de influir en los designios de la nación.

“Si los lores ingleses, por ejemplo, eran naturalmente superiores a otros ingleses, ello no importaba: estos otros ingleses no eran menos superiores a los súbditos nativos” Benedict Anderson – Comunidades Imaginadas.

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