El discurso hegemónico nos ha hecho creer que nos posicionamos en una dinámica de opuestos, esto es: “buenos contra malos”, “unos contra otros”, “nosotros contra ellos”.
El relato que se ofrece sobre la situación internacional ahonda este discurso: la invasión rusa de Ucrania, la guerra en Palestina, la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, son ejemplos donde unos pueblos están condenados a matarse entre sí.
Sin embargo la realidad es tozuda y aunque los medios se esfuercen por ocultar situaciones que contradicen este discurso, existen ejemplos protagonizados por ciudadanos anónimos cuyo comportamiento me hace alcanzar algunas conclusiones que se alejan del discurso oficial.
Por mi
trabajo, que a veces es duro, frustrante y descorazonador, en algunas ocasiones
te llenan de satisfacción, y en otras, si me paro a analizar las situaciones
que observo desde un punto alejado de la rutina del día a día, me produce aprendizajes
que no obtendría de otro modo.
He visto como un ucraniano y un ruso comparten vivienda, comida, espacios comunes y actividades de ocio, he podido observar como un saharaui ayudaba a una mujer marroquí a regularizar su situación en España y como un marroquí ayuda, a través de su asociación, a los saharauis que así lo necesitan, he visto como un español le ha regalado a un senegalés una bicicleta para que no tenga que andar 4 kilómetros hasta su puesto de trabajo, he comprobado como argelinos y marroquíes conviven en armonía, como las distintas religiones (o la ausencia de ella) no son un obstáculo para generar amistades.
Sin embargo
en otros contextos, todas estas personas estarían matándose entre sí, (unos en
sentido figurado y otros en el literal) por culpa de aquellos que manejan los
hilos, que provocan las guerras pero no las luchan, donde mandan matar y morir,
pero donde ellos nunca mueren.
Mientras tanto,
el discurso predominante se esfuerza en mostrarnos quienes son los buenos y quienes los malos, y que si no apoyas a unos,
ineludiblemente estás a favor de los otros.
Las relaciones humanas son mucho más diversas de lo que nos quieren hacer creer, preguntaba Bob
Marley ¿quién sacará las armas si todos
nos damos la mano?, pero es más fácil recordarlo por la portada del álbum Catch a fire que por sus mensajes.
“La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan” Erich Hartmann.