A partir de la Revolución Industrial el mundo ha cambiado de forma constante y significativa, uno de esos cambios se ha producido con la aparición del concepto de alienación, que establece la relación entre el trabajador y el fruto de su trabajo. Donde al llevarse a cabo el trabajo a cambio de un salario, el producto de ese trabajo no pertenece al trabajador sino a la persona que paga el salario, manteniendo al trabajador ajeno al resultado de su esfuerzo.
En la
actualidad el proceso de alienación ha trascendido al ámbito laboral, llegando
a producirse ese mismo fenómeno en relación con la realidad, algo que a mi
criterio es mucho más grave. Podemos ver como la evolución de la tecnología, y
especialmente el desarrollo de las redes sociales ha revolucionado la forma de
comunicarnos entre nosotros, estableciendo nuevas vías de comunicación y del
mismo modo se configura como una ventana al mundo.
El uso de
algunas de estas redes sociales también funcionan como un escaparate de la
imagen que queremos lanzar al mundo sobre nosotros mismos, para ello utilizamos
(o podemos utilizar) una infinidad de filtros que hacen de la imagen que
publicamos sea más atractiva a las personas que la están viendo.
De esta situación extraigo la siguiente conclusión: las imágenes que publicamos son una visión “falseada” de la realidad, con el objetivo de que sean más atractivas para un público y la reacción de éste provoque una mayor visibilidad de la imagen que queremos compartir.
Según estudios
recientes[1]
pasamos entre 45 minutos y 2,5 horas al día visitando las redes sociales, y es
común observar, allá donde hay una masa de población, como un número significativo
se encuentra con la mirada puesta en su dispositivo. Esta situación genera que
se provoque una desconexión entre la realidad existente y la persona, ya que la
percepción de esta realidad se produce a través de las redes sociales que han
generado un filtro que la hace más atractiva a la vista.
Confrontar la
realidad con la imagen editada de la misma puede llegar a provocar serios
problemas relacionados con la salud mental, como la depresión o la ansiedad[2].
Actuar sobre
lo que no nos gusta estableciéndole filtros nos aleja de la solución del
problema y dificulta de la transformación material de la realidad, es como pintar
de color una pared que necesita ser derruida.
“Lo virtual no es real por definición” David
Pastor Vico
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