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lunes, 30 de diciembre de 2013

¿A QUIEN ADMIRAR?



Existen muchas personas que son dignas de admiración, por sus logros profesionales, sociales, económicos… existen numerosos premios y galardones que reconocen esa valía, como puede ser los premios Nobel, o los premios Príncipe de Asturias por ejemplo.



Pero no son los científicos, escritores, economistas, las personas más admiradas por el grueso de la población, es más, sus logros suelen ser desconocidos por la mayoría y pocos de los que leen esto ahora podrían nombrar los tres últimos premios Nobel de medicina, por ejemplo.
Sin embargo la mayoría Sí podrán nombrarme el ganador de los últimos 3 balones de oro o el último bota de oro.




Y yo me pregunto ¿Por qué admiramos tan fervientemente a los deportistas?
Su aportación a la sociedad se basa en el mundo del “espectáculo” y se dedican a entretener al pueblo. Su trabajo requiere un esfuerzo pero está centrado en el desarrollo de una habilidad innata, lo que los pone físicamente por encima de la media.
Centrándonos en los futbolistas, ya que este es el deporte más seguido en nuestro país, la mayoría no es que sean unos lumbreras intelectualmente, su formación académica es más bien cortita, espero que nadie se moleste, en sus entrevistas no es que se distingan por su fácil verbo.



Sin embargo gozan de gran prestigio social, se les nombra hijos predilectos de sus pueblos, y los dan a conocer, o ¿alguien conocía antes Fuentealbilla?



Ante esto yo mantengo la siguiente hipótesis:
Dentro de la creación identitaria podemos hacerlo en varios niveles: a nivel de nación, a nivel étnico, o a nivel de clase. La mayor parte de los futbolistas provienen de origen humilde, esto es pertenecen a la clase trabajadora y es esta clasificación la que hace que se internacionalice  su éxito, y se ve complementada por la nacionalidad o su etnia, pero es su origen de clase el que hace que puedan identificarse con él.
Por otra parte estamos inmerso en un sistema capitalista, que alimenta los siguientes valores: el individualismo, la competitividad, etc.
Estos “héroes” modernos sobresalen individualmente en un juego de equipo y haciendo que su equipo supere la competición, evidentemente ninguno de estos futbolistas ganarían un solo partido jugando ellos solos.
En una sociedad donde lo importante es acaparar riqueza, estos deportistas de élite son sobradamente ricos, cobrando sueldos que ninguno de los trabajadores lograremos cobrar en nuestra vida.
Por lo tanto, nos encontramos a personas con un origen similar al nuestro que por una habilidad innata y un tanto de suerte, han conseguido despuntar enarbolando los valores que tienen los “triunfadores” en nuestra sociedad.



Si a esto sumamos una máxima ya utilizado por los antiguos emperadores romanos de pan y circo, nos encontramos a unos medios de comunicación que alientan esa figura de ganadores mostrándoles como ejemplo para el resto de la sociedad, sin tener en cuenta el proceso por el que se ha llegado a dicho “éxito” o su trayectoria personal o su aportación social.



Bajo mi humilde punto de vista existen un número importante de personas que han aportado o aportan significativamente al avance de la sociedad y están desaparecidos socialmente.


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