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jueves, 9 de diciembre de 2021

EVITEMOS HABLAR POR HABLAR.

 La base de todo conocimiento está en conocer las limitaciones de nuestro propio conocimiento.

Existe una frase que se atribuye a Noam Chomsky, lingüista y filósofo crítico con el sistema capitalista, que dice “la población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe”, al leerla me ha llevado a la siguiente pregunta sobre qué sería más conveniente ¿saber todo sobre algún tema concreto? O ¿saber algo de todos los temas? Parece que en los tiempos que vivimos la segunda opción sería la más acertada, viendo como los distintos medios de comunicación (principalmente televisión y radio) utilizan a los mismos “tertulianos” para debatir sobre cualquier tema (política, pandemias, desastres naturales, etc.) y una sociedad donde todo el mundo se ve capacitado para hablar sobre cualquier tema, parece que conocer un poco de todo te da pie a participar y opinar en cualquier tipo de conversación.

Sin embargo, “Todo” es un concepto demasiado amplio como para que pueda ser abarcado por una sola persona, invalidando (a mi modo de ver) las dos preguntas anteriormente planteadas; ni podemos saberlo “todo” de un tema concreto, ni, igualmente, podemos conocer algo de “todos” los ámbitos del conocimiento. “Todo” resulta un concepto inabarcable para una sola persona.

Ya René Descartes, padre del racionalismo moderno, llegaría a esa conclusión cuando dijo “daría todo lo que se, por la mitad de lo que ignoro”, por lo tanto, ¿dónde debemos basar la base del conocimiento, si incluso el más sabio de los sabios sobre un tema concreto, desconoce de su materia más de lo que conoce?

La respuesta deberíamos encontrarla en el siglo V a. C. ya que fue Sócrates el primero en señalar que la base del conocimiento está en conocer nuestras propias limitaciones con su célebre frase “Sólo sé que no sé nada”. Si aplicáramos este principio a la vida real, los principales tertulianos de todos los medios se verían en un serio problema laboral, ya que los medios de comunicación deberían buscar a personas que conocieran ampliamente el tema que van a tratar en sus programas, igualmente, las cenas navideñas, reuniones informales, e incluso las barras de los bares verían limitado el número de conversaciones con las que amenizar las conversaciones. Del mismo modo ganarían respeto aquellas personas que se dedican a estudiar sobre un tema concreto y sus opiniones no se verían sepultadas por simples comentarios extraídos de videos de youtube o del tertuliano de moda en ese momento. Al final para encontrar la respuesta a la mayoría de las preguntas de la actualidad debemos remitirnos a la filosofía clásica.

Quizás solo haya un tema en el que todos y todas podamos participar abiertamente, sin miedo a equivocarnos y exponer un punto de vista erróneo, y ese tema es el fútbol, para eso cada español llevamos un entrenador de fútbol dentro.

“Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada” José Luis Sampedro.

Manuel Carmona Curtido

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