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miércoles, 25 de mayo de 2022

EL CORTEJO ELECTORAL.

 En cada periodo electoral vemos como cada agrupación política intenta convencer al electorado que las otras opciones son una mala elección para defender sus intereses y que por lo tanto son ellos la mejor opción que pueden tomar el día de emitir su voto.


Poco a poco nos hemos acostumbrado a ver como los distintos partidos se insultan entre ellos (es justo reconocer que hay partidos que insultan más que otros) y siguiendo la senda del insulto, pues también insultan a los votantes de los partidos contrarios.

En mi opinión, no creo que insultar y mentir a los posibles votantes, o simpatizantes de una opción política determinada sea una buena estrategia de campaña, ya que puede afianzar el voto por esa opción o incluso movilizar a personas que no pensaban votarlos, a fin de cuentas, es la gente con su voto quienes constituyen los parlamentos resultantes de las elecciones.

La campaña electoral debería ser una campaña de cortejo hacia el votante, donde el fin último fuera que éste estuviera tan “enamorado” del partido político en cuestión que no dudara en ir a votarlo.

Para ello los partidos deberían desplegar sus encantos cual pavo real, mostrando todas sus virtudes, con el objetivo de que la persona a conquistar quedara prendada de sus capacidades.

Puede suceder que el votante haya dejado de creer en estas supuestas virtudes que el partido político le muestra, como animal en celo, y no fuera suficiente para convencer al votante, entonces habría que “tirar” de datos objetivos, esto es, la evaluación de lo sucedido durante la última legislatura. Así el votante podría decidir si estos cuatro años le han sido beneficioso para sus intereses o perjudicial.

Este tipo de campaña pondría al votante en el centro, y se expondrían las virtudes de cada uno de los partidos para que éste decidiera, pero lamentablemente las campañas están dirigidas desde el insulto, y algunas intervenciones son, realmente, un insulto a la inteligencia. Así que mucho me temo que veremos una gran exposición de candidatos y candidatas sacando pecho cual palomos o entrechocando cornamentas como venados en celo.

“He aprendido a no intentar convencer a nadie, el trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro” José Saramago.

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