Durante la presentación de “Noviembre desordenado” de Juan Antonio González Ruiz-Henestrosa, durante el turno de palabra de los asistentes, salió a colación el debate sobre uno de los aforismos situados en “Animalario III” que dice de la siguiente manera: “La amistad es un estado de conveniencia”.
Las posturas que se confrontaban se
dividían entre parte del público que se mostraba en contra de esta afirmación y
el autor que la defendía como cierta.
Me pareció un tema interesante sobre el que pensar, ya que los aforismos me fascinan por tener tanta profundidad en tan pocas palabras, desde ese día no paro de reflexionar sobre este aforismo llegando a la siguiente conclusión.
Aristóteles, en su obra “Ética para Nicómaco” dice que el fin último de la vida humana es la felicidad, siguiendo al filósofo estagirita, la amistad es una relación recíproca de benevolencia, donde cada individuo desea el bien al otro por el otro mismo, no por utilidad o placer, por lo tanto, en la amistad, podríamos decir que existe un deseo de bien mutuo, ya que el propio concepto de amistad incumbe a más de un sujeto, es un concepto que no tiene sentido en la individualidad, si no existiera este deseo del bien de la otra persona no podría denominarse amistad.
Podría resumir que el bien de mis amigos
y amigas me hace feliz per se, y si
decía Aristóteles que el fin último de la vida es encontrar la felicidad, tener
amistades es algo que me conviene a mí y a aquellas personas que me consideran
su amigo.
Tras este razonamiento, llego a la conclusión de que el aforismo de Juan Antonio González, es acertado y el autor lleva razón al afirmar que “la amistad es un estado de conveniencia”, en un sentido recíproco ya que me acerca a la eudaimonia (felicidad).
Una vez llegado a este punto, revisen su
lista de conocidos y reconozcan (para sus adentros) cuantos de los que hasta
ahora han llamado amigo o amiga lo son realmente. En un mundo donde el “yo” se
ha impuesto al “nosotros” cultivar la amistad (la amistad en sentido
aristotélico) no es fácil.
Una cosa más, no pierdan la oportunidad
de leer “Noviembre desordenado”.
“Sea
amigo aquel que se alegra con las bienaventuranzas de uno y se entristece con
las penas” Aristóteles.
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