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miércoles, 4 de junio de 2025

CARTA ABIERTA AL ALGORITMO DE INTERNET

 

Querido algoritmo:

Desde que apareciste, las redes sociales en particular e Internet en general se han vuelto más aburridas, más predecible y por lo tanto más inservibles y aburridas. Lamento comenzar esta carta con esta crudeza, pero no hago más que expresar en lo que realmente has convertido algo que comenzó siendo entretenido y útil.

Los comienzos de Internet allá por los albores del año dos mil, se intuían como un cajón infinito donde podría caber toda la información para que estuviera al alcance de cualquier persona con acceso a la misma, comenzó siendo un “cajón de sastre” que solo necesitaba un poco de organización para poder acceder de manera más cómoda a la información que se buscaba.

Los principios, como casi todos los principios, resultaban ilusionantes y se dejaba entrever la infinidad de aplicaciones a la que, personas comunes, podríamos acceder a la información que, en otra época, estaba fuera de nuestro alcance.

Pero la realidad es que el orden que necesitaba toda esa información tomó derroteros muy distintos a los esperados, los buscadores (Google, yahoo, etc.) no ordenan los contenidos por relevancia, ni por su verificación, ni por su utilidad, sino que el contenido fue priorizado por su impacto en las personas según sus intereses y como el ser humano tiene cierta tendencia al morbo y a la exageración, y también ha demostrado tener cierto interés por teorías conspiranoicas así, los contenidos que potencian estos valores se posicionan por encima de los contenidos contrastados. Por lo tanto, es más fácil encontrar contenidos que refuerzan lo primero que lo segundo. Además, como las “cookies” guardan información sobre nuestras búsquedas, estos contenidos multiplican su visibilidad haciéndonos creer que estas teorías disparatadas son la realidad.

En relación a las redes sociales, pasa algo parecido. Por ejemplo, Facebook, una aplicación que nos dio la oportunidad de ponernos en contacto, con personas que se encontraban lejos, con personas que no conocíamos, pero con los que coincidíamos en gustos, se ha convertido en un panel publicitario, donde productos o “discursos” que nos son afines, se repiten hasta la extenuación, y donde ya es complicado ver las publicaciones de las personas que tenemos agregadas como “amigas”.

¿Qué decir de X? (anteriormente conocida como Twitter) se ha convertido en un estercolero de odio, donde la gente expande todo el rencor que lleva dentro, de manera anónima y contra gente, que en muchas ocasiones ni conoce, ni le preocupa la repercusión que pueda generar sus comentarios.

Con Instagram pasa un poco, igual que con Facebook, se ha convertido en un panel publicitario, cuyos filtros nos hacen creer que somos fotógrafos profesionales, convirtiendo a personas que no aportan nada en verdaderas personas influyentes (que ahora se llaman influencers).

Querido algoritmo, sé que tu forma de actuar es interesada, que tu objetivo no es acercarnos la información, sino alimentar una de las necesidades humanas más elementales: engordar nuestro ego haciéndonos creer que tenemos razón en lo que pensamos, sin embargo lo que haces es confundirnos y dificultarnos que encontremos la información veraz, contrastada y verdaderamente útil, para volvernos cada vez más idiotas, y puede que hayas ganado alguna batalla, pero la guerra acaba de comenzar.

“Twitter te hace creer que eres sabio, Instagram que eres fotógrafo, y Facebook que tienes amigos. El despertar va a ser duro” Jean-François Leroy

 

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