El 11 de abril de 1961 daba comienzo, en Jerusalén, el juicio a uno de los mayores jerarcas del régimen nazi que había huido de Alemania tras la entrada de las tropas soviéticas en Berlín. Adolf Eichman fue uno de los responsables del Holocausto, la denominada “Solución Final” del “problema judío”. El 15 de diciembre de ese mismo año, fue encontrado culpable de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y otros delitos relacionados con el Holocausto.
La defensa de Eichman se fundamentó en
que el oficial nazi, no solo cumplía con órdenes, sino que, además, estaba
cumpliendo la ley que imperaba en su país en esos momentos.
La filósofa Hannah Arendt que asistía al juicio como corresponsal, extrajo entre sus conclusiones el concepto de la “banalidad del mal”, que podría resumir diciendo que no es necesario ser un monstruo sin escrúpulos para convertirse en un ser malvado, solo hace falta no cuestionar las órdenes, ni las leyes para terminar siendo el responsable de la muerte de millones de personas. La anulación del pensamiento crítico generó que todo un país siguiera a Hitler en su fanatismo imperialista, fundamentado en “hacer Alemania grande otra vez”.
Culpar a la falta de “pensamiento
crítico” puede ser certero en el plano teórico, pero mucho más difícil de
exponer en la realidad individual de las personas reales. ¿Conoces a alguien
que reconozca no tener pensamiento crítico? Sería como reconocer ser una
marioneta de los que manejan los hilos del poder.
Hoy vemos como se detiene a personas en Estados Unidos por el hecho de no estar documentadas y son encarceladas en cárceles donde no se respetan los Derechos Humanos, es más, la esposa del Vicepresidente estadounidense ha visitado una de esas cárceles en El Salvador, con sus correspondientes videos propagandísticos, explicando cómo se aplican métodos de tortura como la privación del sueño, entre otros.
Diariamente el Servicio de Inmigración y
Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) detiene y
encarcela a miles de personas que no tienen su documentación en regla, personas
que son enviadas a estas cárceles sin juicio previo, separando a las madres de
sus hijos pequeños y olvidadas en los agujeros negros del olvido, creados por
la Administración Trump con la complicidad de dirigentes como Bukele.
Esta situación se retransmite en directo
a través de redes sociales y televisión, sin que se alce la voz contra esto.
Si en algún momento se hace justicia,
muchos de los que llevan a cabo estas acciones dirán que sólo cumplían órdenes,
que lo que hacían estaba bajo el amparo de la ley… y tendrán razón, pero serán
tan culpables como lo fue Eichman y del mismo modo serán también culpables los
que miraron hacia otro lado o incluso aplaudieron dichas actuaciones.
Es descorazonador ver como se repiten
los mismos guiones cuando ya sabemos el final de la película.
“El
sistema que logra destruir a su víctima antes de que se suba al patíbulo es el
mejor, desde todos los puntos de vista, para mantener a un pueblo en la
esclavitud, en total sumisión” Hannah Arendt



 
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