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martes, 30 de octubre de 2018

EL PRECIO DEL SABER.


El filósofo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) fue uno de los mayores representantes de la sociología contemporánea, disputó su popularidad con Michel Foucault y una de sus grandes aportaciones, entre otras, fue la popularización del concepto cultura que definió como “las maneras de hacer, sentir y pensar de las personas en tanto miembros de la sociedad”.

Según Bourdieu, la cultura podía ser objetivada, es decir, podía ser cuantificada en relación al número de libros, cuadros, titulaciones académicas que una sociedad podía facilitar, soportes musicales, etc.
No entraré en discutir la validez o no de esta teoría, pero de ser cierta, debemos cuestionarnos qué valor le damos a nuestro capital cultural en la actualidad.
Hace pocos días, estuve en un establecimiento que vendía libros de segunda mano y pregunté por los precios que tenían, a lo que me contestaron que podía llevarme cuatro o cinco libros por un euro. ¡UN EURO!, por lo que compré tres ensayos de Ortega y Gasset más el Romancero Gitano de Federico García Lorca, incluso me insistieron en que podía llevarme alguno más por el mismo precio. Una vez pasada la alegría del momento por poder hacerme con tamañas obras por tan escaso precio me hizo llegar a la siguiente reflexión:
¿Qué valor damos a la literatura en la actualidad? Un país que presume de artistas como: Federico García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Almudena Grandes, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes… y tantos otros, ¿cómo es posible que se le dé tan poco valor al soporte que difunde su arte? Un país en el que se editan, en la actualidad, un enorme número de libros, pero donde mucha gente, demasiada, se vanagloria de no haber leído un solo libro durante el último año, no puede más que enmendar su camino, si no quiere seguir el camino que le lleva al precipicio al que se dirige con una población que no tiene hábito de lectura.
El ejercicio de la lectura agudiza la astucia, estimula el intercambio de información y conocimiento, retarda la aparición de los síntomas de demencia, estimula la percepción, la concentración, la empatía, activa regiones cerebrales que propician procesos de imaginación a partir de los acontecimientos de la narración y vienen a la mente recuerdos y confrontaciones con experiencias personales, incremento de la capacidad de concentración, análisis e interpretación, además de dar las herramientas para tener una conciencia crítica y ser difícil de manipular por terceros.
El precio de las nuevas ediciones, por lo tanto, no es un impedimento para acceder a los libros, sino más bien lo es la comodidad y el “aborregamiento” de la población que se niega a despertar.
“En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos, para darle un sentido a nuestra existencia” Miguel de Cervantes.

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