En los últimos
tiempos, la única exigencia que les pedimos a nuestros políticos es que
gestionen bien los recursos públicos, y a ser posible que sean honrados.
En esto se ha
reducido la gestión política en el sistema neoliberal. Atrás quedaron los
tiempos en los que los políticos pretendían cambiar la sociedad.
El sistema
económico ha creado un armazón que limita todo intento de cambiar la estructura
socioeconómica internacional. Organismos que no cuentan con ningún tipo de
estructura democrática como el FMI, el BCE, OMC… son los que realmente dirigen
las políticas en los distintos países defendiendo los intereses de las grandes
oligarquías financieras.
Estos
organismos dotan a los distintos gobiernos de la coartada perfecta para aplicar
las “recetas” que salen de estos despachos.
Las propuestas
de los organismos supranacionales son aplicadas en los distintos países, sin
que nadie esté dispuesto a luchar por recuperar por la soberanía nacional
perdida a favor de estas instituciones. La soberanía nacional se ejerce en
primer lugar decidiendo donde debes gastar el dinero de los ciudadanos, cuales
son las prioridades y como mejorar el modo de vida de la gente.
Durante todos
estos años, tanto PP como PSOE, los dos partidos que han gobernado en España
durante las últimas décadas, se han dedicado a aplicar las políticas dictadas
por parte de organismos que nadie ha elegido, y que tanto daño han hecho a las
clases populares de este país. La protección de los beneficios de los bancos,
con la modificación del artículo 135 de la Constitución, pactada entre PP y
PSOE, ha desvirtuado la carta magna, las reformas laborales que han precarizado
todo el tejido laboral español, la pérdida de poder adquisitivo de los
pensionistas y de toda la población en general, entre tantas otras medidas que
han ido encaminada a proteger a las grandes fortunas.
Necesitamos
políticos valientes que hagan políticas valientes, con capacidad suficiente
para dar un golpe en la mesa y decir que ya está bien, que lo primero es la
gente y no la banca, que los intereses de los ciudadanos están por encima de
los intereses de las grandes fortunas.
Alcanzar el
poder para ejercer el poder, no para aplicar, como perros falderos, las
políticas dictadas desde oscuros despachos.
Y para eso es
necesario que el pueblo empuje, presione, exija que el gobierno mire por sus
intereses, porque somos más, porque el pueblo es la base en la que todo el
sistema se sustenta. Porque las movilizaciones de los pensionistas o las
feministas, son ejemplo de que cuando el pueblo se organiza los de arriba
tiemblan.
“El político se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las
próximas generaciones no en las próximas elecciones” Winston Churchill
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