La generalización de Internet ha
cambiado, sin duda, la forma de interactuar en acciones que antes se hacía de
manera automática. Uno de los ejemplos más claros es la forma en la que ahora,
generalmente, escuchamos música.
Antes de la aparición de Internet, la
forma habitual de escuchar música se llevaba a cabo de dos formas: o bien se
escuchaba a través de la radio, en emisoras especializadas en música, que
ponían de moda los temas a través de repetir machaconamente los hits del
momento, o bien, comprando, en distintos soportes: discos de vinilo o cassettes
y más tarde en CD, de tus grupos favoritos que se escuchaban varias veces en el
mismo día que lo comprabas. Su precio era asequible sin llegar a ser barato,
por lo que antes de comprarlo elegías muy bien el disco entre la variedad que
se ofrecían en la tienda especializada. La grabación de cassettes generaba
vínculos sociales entre personas que escuchaban los mismos estilos de música
que intercambiaban discos entre ellos.
Por otro lado, los grupos y solistas
tenían que crear un mínimo de 10 canciones para poder grabar un LP, de ese
modo, únicamente se grababan los mejores 10 temas que el grupo había compuesto
para la capacidad que tenía el soporte, con la aparición del CD esta capacidad
se amplió y las composiciones se ampliaron entre 15 y 20 temas por disco. Por
el contrario teníamos la dificultad de conseguir algunos discos de algunas
bandas debido a que no eran de consumo general y las tiendas de discos no las
tenían en su stock.
Sin embargo, desde la aparición de plataformas musicales la forma de consumir música ha cambiado, hoy tenemos acceso a todo el espectro musical guardado en nuestro bolsillo, solo tenemos que buscar el grupo que queremos escuchar y nos presentará una colección de sus mejores temas de inmediato. La vinculación con los grupos que escuchamos hoy también ha cambiado. Hoy escuchamos la música que, en muchos casos, nos presenta el algoritmo que recoge nuestras preferencias, escuchando un tema para inmediatamente escuchar otro hit de otro grupo. Se ha perdido el ritual de tomar el soporte donde estaba grabado el álbum, leer carátulas, recrearse en portadas, etc., el consumo es más rápido y por lo tanto más superficial.
Al contrario que épocas pasadas, los
grupos no tienen que componer un mínimo de 10 temas de calidad suficiente, sino
que un solo hit puede ser suficiente para alcanzar el éxito y las giras de
conciertos se han sustituido por videos de youtube y reproducciones en spotify.
Con todos sus beneficios y perjuicios
que tiene esta nueva forma de consumir música, existe un factor en el que pocos
prestan atención: todo se encuentra en formato virtual y permanecerá a nuestro
alcance mientras la plataforma en la que está alojado siga funcionando, además
de ser el algoritmo quien decide (en muchos casos) que música es la que
escuchamos, limitando (o manipulando) nuestra capacidad de elección.
“La
población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo
sabe” Noam Chomsky
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