Hay una polarización creciente en todos los sentidos, esta polarización es espoleada por los medios de comunicación. Las tertulias televisivas dividen a sus participantes en “defensores” y “detractores” de las argumentaciones que exponen los ideólogos y portavoces políticos.
Estas tertulias televisivas conforman la opinión pública que no es otra cosa que la opinión publicada anteriormente a la que la masa social hace de altavoz, repitiendo consignas y dogmas difundidos por distintos medios.
Pero ¿Dónde reside el valor de los
distintos argumentos?
Es difícil no estar de acuerdo con los
argumentarios que se difunden y las personas que se posicionan contra ellos se
afanan en contraargumentar con desigual fortuna, porque el valor del discurso
no radica en los argumentos que los sustentan sino en el punto de partida que
valida dichos argumentos.
Para explicarlo pondré una serie de
ejemplos:
Si Santiago Abascal expone sus motivos
para estar en contra de la inmigración basándose en la alta criminalidad que
genera o denunciando una posible invasión de países mayoritariamente
musulmanes, es difícil no estar de acuerdo con él, porque todos sus argumentos
están destinados a validar un punto de partida que no cuestiona y que dan por
cierto. Si las personas que no coincidimos en ese análisis ponemos en cuestión
su argumentario, todo nuestro discurso caerá en saco roto, porque, dando por hecho
que el punto de partida es cierto, sus argumentos son muy sólidos.
Pero la debilidad del argumentario del
Sr. Abascal cae por su propio peso cuando lo que se cuestiona es la base sobre
la que construye su argumentación. Ni la inmigración genera criminalidad ni hay
una “invasión islamista”, y hay pruebas que demuestran que es un punto
departida falso, cuando este punto se desmonta su castillo de naipes argumental
se desmorona.
La base del discurso es sobre la que se
construye toda argumentación, analizando si esa base es cierta o,
interesadamente falsa, se puede desmontar cualquier tipo de discurso, pero claro, para eso debemos estar dispuesto a
analizar, pensar, informarnos y reflexionar sobre lo que escuchamos.
Si la presidenta de la Comunidad de Madrid dice que hay que desalojar al gobierno porque gobierna con ETA, partiendo de ese punto como cierto, es difícil argumentar en contra, solo hace falta conocer que ETA ya no existe para que todos sus argumentos caigan por sí mismos.
Esta técnica sirve para analizar todo
tipo de discurso, porque la realidad es la que es y no la que nos gustaría que
fuera.
“La
gente reinterpreta las cosas para encajarlas en una estructura básica de
valores morales que, de hecho, todos compartimos” Noam Chomsky



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