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miércoles, 25 de diciembre de 2024

ALIENACIÓN DE LA REALIDAD

             A partir de la Revolución Industrial el mundo ha cambiado de forma constante y significativa, uno de esos cambios se ha producido con la aparición del concepto de alienación, que establece la relación entre el trabajador y el fruto de su trabajo. Donde al llevarse a cabo el trabajo a cambio de un salario, el producto de ese trabajo no pertenece al trabajador sino a la persona que paga el salario, manteniendo al trabajador ajeno al resultado de su esfuerzo.

En la actualidad el proceso de alienación ha trascendido al ámbito laboral, llegando a producirse ese mismo fenómeno en relación con la realidad, algo que a mi criterio es mucho más grave. Podemos ver como la evolución de la tecnología, y especialmente el desarrollo de las redes sociales ha revolucionado la forma de comunicarnos entre nosotros, estableciendo nuevas vías de comunicación y del mismo modo se configura como una ventana al mundo.

El uso de algunas de estas redes sociales también funcionan como un escaparate de la imagen que queremos lanzar al mundo sobre nosotros mismos, para ello utilizamos (o podemos utilizar) una infinidad de filtros que hacen de la imagen que publicamos sea más atractiva a las personas que la están viendo.

De esta situación extraigo la siguiente conclusión: las imágenes que publicamos son una visión “falseada” de la realidad, con el objetivo de que sean más atractivas para un público y la reacción de éste provoque una mayor visibilidad de la imagen que queremos compartir.

Según estudios recientes[1] pasamos entre 45 minutos y 2,5 horas al día visitando las redes sociales, y es común observar, allá donde hay una masa de población, como un número significativo se encuentra con la mirada puesta en su dispositivo. Esta situación genera que se provoque una desconexión entre la realidad existente y la persona, ya que la percepción de esta realidad se produce a través de las redes sociales que han generado un filtro que la hace más atractiva a la vista.

Confrontar la realidad con la imagen editada de la misma puede llegar a provocar serios problemas relacionados con la salud mental, como la depresión o la ansiedad[2].

Actuar sobre lo que no nos gusta estableciéndole filtros nos aleja de la solución del problema y dificulta de la transformación material de la realidad, es como pintar de color una pared que necesita ser derruida.

“Lo virtual no es real por definición” David Pastor Vico

martes, 17 de diciembre de 2024

SUSTOS Y CARCAJADAS

 Análisis sobre la producción del sistema capitalista a través de la película MONSTRUOS S.A.

Antes de comenzar con el tema en cuestión, voy a llevar a cabo un aviso de spoiler sobre la película MONSTRUOS S.A., aunque tratándose de una película que se estrenó en España en el año 2002 no creo que lleve a cabo ningún trauma, a pesar de todo, hecha queda la advertencia.

La película en cuestión versa sobre una empresa compuesta por monstruos que se dedica a dar sustos por la noche a los niños, los agudos gritos infantiles dotan de energía al mundo de los monstruos por lo que cuanto mayor sea el grito más energía genera, al final de la película (y aquí va el spoiler), los monstruos se dan cuenta que las carcajadas de los niños y niñas generan más energía que los gritos, estas carcajadas se consiguen con menos esfuerzo que los sustos.

Del mismo modo el sistema capitalista se fundamenta en el egoísmo, y no es una opinión, es la base en la que Adam Smith fundamenta los principios económicos en su obra “La riqueza de las naciones” utilizando como ejemplo “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”.

Este “interés propio”, que yo traduzco como “egoísmo” o “beneficio propio”, es el principio por el que se acumula la riqueza en nuestro sistema económico. Pero, al igual que en la película en ningún momento se planteaban que hubiera otra forma de obtener al energía necesaria para el mundo de los monstruos, en el mundo real nadie se plantea que el “egoísmo” o el “beneficio propio” podrían ser sustituidos por la “solidaridad” o “beneficio mutuo” y que estos nuevos principios pudieran generan la suficiente riqueza y con menos esfuerzos que los que hemos utilizado hasta ahora.


Esto no plantea una “enmienda a la totalidad” al sistema capitalista. Este sistema ha conseguido el mayor avance técnico y de nivel de vida de toda la historia de la humanidad, pero ¿a qué precio? La devastación del planeta, agotando recursos a una velocidad a la que no pueden ser repuestos, la explotación de una enorme masa humana para producir artículos de consumo innecesarios, etc.

Tomando como punto de partida los avances técnicos y sociales conseguidos a través de este sistema económico, habría que plantear ir un paso más allá y buscar formas de consumo y producción que siguieran el ritmo de regeneración del planeta, un sistema de redistribución de la riqueza que permitiera a todo el mundo vivir con cierta comodidad.


Planteo un punto de vista distinto hacia la crítica del sistema capitalista, que lejos de plantear su destrucción, se enfoca en superarlo, tomar los avances que se han obtenido  durante este tiempo y aplicarlos a la mejora social y económica de la mayoría de la población, al igual que sucedió cuando se superaron sistemas socioeconómicos anteriores.

“La desigualdad es enemiga de la democracia, pues la vacía de contenido real” Nicolás Sartorius

miércoles, 11 de diciembre de 2024

LA PRIMERA ECONOMÍA DEL MUNDO

 

El periódico británico The Economist ha elegido a España como la mejor economía entre las más desarrolladas, los parámetros en los que se basa para llevar a cabo su listado han sido: el crecimiento del PIB, la inflación, la bolsa, desempleo y el desequilibrio presupuestario. Una noticia que refleja el buen momento de la política económica llevada a cabo en los últimos años, visto desde el punto de vista de una fuente especializada como es este periódico.

Sin embargo, el clima político que se respira en nuestro país está lejos de reflejar estos buenos datos, de los que todos nos beneficiamos, lo que me lleva a hacerme la siguiente reflexión.


El discurso político está lejos de los verdaderos intereses de los españoles, la polarización ha puesto en el ideario colectivo discursos estériles llenos de demagogia que no profundizan en una mejora de las condiciones de la ciudadanía, sino que, por el contrario, nos enfrenta. Sin embargo los acuerdos a los que llegan los distintos partidos políticos pone en evidencia a quien benefician, por ejemplo, hace unos días partidos tan distintos como el PP, Junts Per Catalunya, Esquerra Republicana y PNV, con el visto bueno de Vox, han llegado a un acuerdo para proponer la eliminación del impuesto a las empresas energéticas en España, este impuesto aporta a las arcas públicas más de mil millones de euros al Estado, un dinero que sirve para financiar los servicios públicos que disfrutamos.

Es evidente que todo es mejorable y que existen muchos márgenes de mejora en la economía española, pero ésta podría avanzar si los debates de aquellos que se dedican a legislar y los que se dedican a fiscalizarlos, lo que es decir gobierno y oposición, estuviera centrado en temas serios y dejaran de  plantear debates estériles que no nos llevan a ningún lado y de paso bajaran la tensión en los discursos, más centrados en denostar al oponente que en plantear opciones.

Si los políticos son el reflejo del pueblo al que gobiernan, deberíamos reflexionar, como sociedad, si realmente queremos seguir por el camino de la confrontación o si por el contrario debemos exigirnos tener políticos que miren por los intereses de la mayoría de la población, al fin y al cabo son nuestros votos los que ponen y quitan gobiernos.

“Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados” Jacinto Benavente

lunes, 2 de diciembre de 2024

TOMA DE CONCIENCIA

             Durante los siglos XV y XVI el sistema económico que dominó en la Edad Media da paso a un nuevo sistema que abarcaría toda la Edad Moderna, el sistema feudal daba paso al Capitalismo Mercantil.


La aparición de este nuevo sistema económico genera una nueva clase social, la burguesía, que tiene su origen en los artesanos y comerciantes de la etapa anterior.

A pesar de su enriquecimiento económico, la burguesía seguía perteneciendo al mismo estamento que la plebe por lo que estaba obligada a pagar impuestos, estaba excluida de las decisiones políticas y por lo tanto no participaba de los círculos de poder.

La única forma de ascender socialmente para la burguesía era a través del matrimonio con la nobleza, y así, emparentando  a sus hijos e hijas con las familias nobles, conseguían unir el poder económico con el poder político, además de aprovechar las ventajas económicas que le generaba formar  parte del estamento de los privilegiados.

A medida que pasaban los siglos, la burguesía iba tomando conciencia del poder de su clase social y comenzaba a percibir a la nobleza como un grupo de zánganos que no generaban nada y que se valían de su título nobiliario, adquirido por nacimiento, para vivir del trabajo ajeno.


El cambio de modelo generado por la Revolución Industrial afianza el posicionamiento de la burguesía, que comienza a tomar conciencia de clase dando lugar en el siglo XIX a las Revoluciones Liberales, a través de las cuales se implanta un nuevo sistema socieconómico en el que la burguesía sustituye a la nobleza como clase privilegiada, dando paso a la Edad Contemporánea.

Hoy en pleno siglo XXI, la burguesía continúa ostentando el poder que adquirió siglos atrás, mientras que la nueva clase social que emanó de la Revolución Industrial, la clase trabajadora, sueña con que algún día pueda formar parte de la élite, bien a través del matrimonio de sus hijos, bien a través de algún golpe de fortuna.

Si tomamos  el paralelismo con la evolución de la burguesía como clase social y la evolución de la clase trabajadora, aún quedan siglos para llegar a tomar conciencia de su poder como clase social. Todo depende del momento en que la clase trabajadora tome conciencia de sí misma, se sienta orgullosa de lo que es y de su poder, para poder dar un nuevo salto en el progreso histórico.

“El motor de la historia es la lucha de clases” Karl Marx.