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miércoles, 28 de julio de 2021

EL MUNDO ES DE LOS OPINÓLOGOS

             Hace años que me acerqué a la Filosofía en busca de respuestas, el resultado ha sido que cuanto más profundizo más preguntas encuentro, pero cuando miro a mi alrededor todo el mundo parece estar en posesión de la más absoluta de las certezas.



Los debates han desaparecido y cualquiera se ve en el derecho de opinar sobre cualquier tema, desde fútbol (parece que cada persona tiene un seleccionador o entrenador en su interior), inmunobiología, geopolítica, economía, etc., no hay tema, por complejo que sea, que cualquiera no se vea en el derecho de dar su opinión, aunque esta opinión no esté fundamentada en nada, simplemente en sus propias creencias o pensamientos.

Si nos paramos a escuchar las conversaciones que las personas tienen alrededor de un café no dejaría de sorprendernos, el tema se hace más complejo si en vez de café, el líquido catalizador es la cerveza, y si ya se trata de cubatas, las reflexiones que podemos oír pueden ser dignas de ser transcritas para la posteridad.



Otra de las características, es que la misma persona puede dar una opinión y la contraria en una misma conversación, dependiendo de cuál sea el enfoque que haya tomado el tema.

Generalmente, los temas tratados suelen ser enfocados desde una tremenda simpleza, sin conocer los distintos enfoques a los que afecta las afirmaciones vertidas. No se ruborizan al contradecir a un experto en la materia de la que se trate, poco importan los años de estudio, profundas reflexiones y una vida dedicada al tema en cuestión, cualquiera puede verse en el derecho a contradecir con una sentencia ocurrida en ese mismo momento, esta situación se ha visto incrementada con la aparición de las Redes Sociales.

Realmente no estoy hablando de conspiranoicos, sino de la gente “normal” que nos encontramos a diario en cualquier parte. Opinar se ha convertido en un derecho inalienable de nuestra sociedad y del mismo modo se exige que esas opiniones sean tenidas en cuenta al mismo nivel que las de cualquier experto en el tema.

Nuestra sociedad cambiaría si en vez de opinar sin un previo trabajo de estudio y reflexión, todos nos hiciéramos más a menudo la pregunta clave para poder producir cualquier tipo de conocimiento: ¿Por qué?



El uso de la razón es uno de los dones con los que contamos en nuestra especie, hagamos uso de él en vez de llevar la contraria Descartes, que se revolvería en su tumba si viera como muchos “no piensan y aun así existen”.

“No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría” Jean Cocteau

Manuel Carmona Curtido

miércoles, 21 de julio de 2021

¿MENS SANA O CORPORE SANO?

             Vivimos en tiempos donde el sentido de la vista se ha posicionado por encima de los otros cuatro, el mundo de la imagen ha sustituido a la palabra, y da por válido el manido dicho (con el que estoy en total desacuerdo) “una imagen vale más que mil palabras”. El ser humano, como ser social, es el principal exponente de la importancia de la imagen en las relaciones sociales, es por eso que hayan proliferado los gimnasios y las bibliotecas se encuentren vacías.

Conscientes, o no de esta situación, la apariencia física se ha convertido en un aspecto a trabajar con el objetivo de atraer a otros sujetos de la especie. Al igual que la comida, de la que siempre se ha dicho que “entra por los ojos”, una atractiva apariencia física, hace, a priori, a la persona, más interesante, generando una buena primera impresión en los demás.

Siguiendo con el símil gastronómico, a nadie (al menos en nuestro entorno cultural) le parecería apetecible una hamburguesa hecha de insectos, a pesar de contener más proteínas que la carne de buey.

Pero, superada esta primera impresión, una vez que damos un bocado a la comida, son otros factores los que importan a la hora de afirmar si un alimento es apetecible o no: la textura, el sabor, el aroma, etc., serían los equivalentes a un trato educado, una conversación interesante, unos valores éticos, etc., por lo tanto, podríamos decir que el físico abre la puerta, pero lo intangible es lo que hace a una persona interesante o no.

Como expondría Z. Bauman, vivimos tiempos líquidos, donde la inmediatez y la satisfacción inmediata de nuestras necesidades hace que no dediquemos demasiado tiempo a conocer, reflexionar, ejercer una posición crítica, etc., es como seguir yendo a ese restaurante de comida rápida donde en su carta aparece una hamburguesa llamativa y aparentemente jugosa y cuando te la sirven la imagen de la realidad no tiene nada que ver con la expuesta en la carta y el sabor está lejos de ser el esperado, pero aun así seguimos pidiéndola una y otra vez.

Ya el filósofo griego, Aristóteles, hablaba que la virtud se encontraba en el justo medio, pero viendo la velocidad a la que vivimos difícilmente podemos aspirar a la máxima latina de “mens sana in corpore sano” por lo tanto nos vemos obligados a elegir entre la imagen y la esencia, aunque hay admirables excepciones. Por lo tanto, que cada cual haga su elección.

“Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante se nos incentiva a actuar de manera egocéntrica y materialista” Zygmunt Bauman.

Manuel Carmona Curtido