El otro día le comentaba a un
compañero de trabajo que estaba leyendo el libro de Emilio Calatayud, el juez
de menores de Granada, que saltó a la fama por imponer penas de una índole más
pedagógica que punitiva, mi compañero me comentó que lo había visto en un
programa de televisión no hacía mucho tiempo, y que lo habían presentado como
si fuese una eminencia, pero que toda su intervención estuvo plagada de sentido
común.
Cada día tengo más claro que el
sentido común es el menos común de los sentidos.
Este libro no es ningún manual,
ni un libro de autoayuda, aunque confieso que me ha ayudado a entender algunos
conceptos y me ha enriquecido compartir la experiencia del Sr. Calatayud. Este
libro me ha enriquecido tanto profesional como personalmente.
El libro está dividido en los siguientes
apartados:
Cáncer, política, crisis, hijos, tiranos,
trastornos, Internet, padres, ley, justicia, decálogo, esperanza y repaso.
He de reconocer que me sorprendió
que el libro comenzara con un capitulo tan personal y aparentemente tan
distante del mundo de los menores como puede ser el Cáncer, pero no se puede
separar nuestro perfil personal del profesional, somos lo que somos y actuamos
como actuamos gracias a todas las experiencias vividas, las buenas y también
las malas.
Este es otro libro destinado a
todos aquellos, padres e hijos, que nunca lo leerán.
Me gustaría reproducir aquí el decálogo para convertir a su hijo en un
delincuente, que aparece en el libro y a modo de cadena me gustaría que
siguiera navegando para que pudiera ser leído por cuanta más gente mejor:
1. Desde
su más tierna infancia, dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá
convencido de que el mundo le pertenece.
2.
No se
preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría
de edad para que pueda decidir libremente.
3.
Cuando
diga palabrotas, celébrelo con unas sonoras risotadas. Esto le animará a hacer
cosas todavía más graciosas.
4.
Nunca
le regañe ni le diga que ha obrado mal. No le reprima. Podría crearle un
complejo de culpabilidad.
5.
Recoja
todo lo que deje tirado por ahí. Así se acostumbrará a cargar la
responsabilidades sobre los demás.
6.
Déjele
ver y leer todo lo que caiga en sus manos. Esfuércese para los platos,
cubiertos y vasos que utiliza su hijo estén esterilizados, pero no se
preocupe porque su mente se llene de
basura.
7.
Riña a
menudo con su cónyuge en presencia del niño. De esta forma, conseguirá que no
le afecte demasiado una ruptura familiar, quizá provocada por su propia
conducta.
8.
Sea
generoso. Que su chico tenga siempre todo el dinero que pida. No vaya a
sospechar que para conseguirlo es necesario trabajar.
9.
Satisfaga
todos sus deseos, apetitos y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían
producirle graves frustraciones.
10.
Póngase
de su parte en cualquier conflicto que tenga el chaval con sus profesores y con
sus vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que
quieren fastidiarle.
Este decalogo ha sido actualizado y ampliado por el autor de este libro pero considero que el viejo decálogo es lo suficientemente clarificador.
Lamentablemente cada uno de estos
puntos son vistos a diario por nuestras calles y colegios si se dan todos en un
mismo sujeto, este, debería de comenzar a preocuparse.
Un buen libro que deberían de
leer mucha gente que nunca lo hará.