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lunes, 24 de febrero de 2025

HAN VUELTO

 La vuelta de la extrema derecha al Parlamento Alemán.

Cuando estaba en el instituto, allá por los años 90, a la hora de dar el tema de los fascismos y la segunda guerra mundial, siempre me surgía la misma pregunta: ¿Cómo pudieron los alemanes votar al partido nazi?

Visto desde la perspectiva del tiempo, parecía imposible que opciones políticas totalitarias, con democracias asentadas y maduras, volvieran a tener ninguna oportunidad de gobernar a través de las urnas.

Hitler llegó al poder con un discurso de exaltación patriótica y superioridad racial, que se podría resumir en “Hacer Alemania grande de nuevo” y “los alemanes (arios) primeros”. Ante la falta de pensamiento crítico estos mensajes calan rápidamente en la población.

A día de hoy, nadie se hará la misma pregunta porque estamos viendo como está sucediendo. Partidos abiertamente xenófobos (la xenofobia es el racismo del siglo XXI), con discursos de exaltación “patriótica” comienzan a hacerse con el poder, o al menos a ser la opción de gobierno de muchos de los ciudadanos en diferentes países.

Los resultados de las elecciones alemanas, donde el AFD (partido que comulga con las tesis del partido nacionalsocialista) ha sido la segunda fuerza política. Afortunadamente la CDU, partido de centro derechas alemán, tiene claro que no volverá a cometer el error que los conservadores cometieron en el siglo pasado dándole responsabilidades de gobierno a una ultraderechista como Alice Weidel. Esta decisión demuestra que la CDU es un partido que pone el sistema democrático por encima de intereses personales y de partido. Parece que una Gran Coalición de partidos gobernará Alemania durante cuatro años, una coalición que pretende ser un muro de contención contra la Extrema Derecha alemana.

Decía Noam Chomsky que “la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al Estado totalitario” y si Elon Musk, la persona que domina a nivel mundial la propaganda, ha puesto sus medios de difusión al servicio de la extrema derecha mundial, el resultado no puede ser otro que una democracia devaluada donde los partidos de extrema derecha se presentan a las elecciones con las cartas marcadas.


Hoy sabemos cómo llegó Hitler al poder en los años treinta del siglo XX, no permitamos que la historia se repita, nos jugamos la democracia en ello.

“El nacionalismo era (es) un arma ideológica de la burguesía para, entre otras cosas, vincular a los trabajadores a sus objetivos y, en caso de que la hubiera a sus guerras” Nicolás Sartorius

miércoles, 19 de febrero de 2025

DE MUNICH A DIRIYA

 Paralelismos entre la apropiación de los Sudetes y el reparto de Ucrania.

El 30 de septiembre de 1938, se reunían en la ciudad de Múnich, el Primer Ministro Británico, Arthur N. Chamberlain, el Presidente Francés, Edouard Daladier, el Canciller Alemán, Adolf Hitler y el organizador de dicha reunión, el Duce italiano, Benito Mussolini. El objetivo de dicha reunión era “solucionar” las pretensiones alemanas sobre una parte de Checoslovaquia, los Sudetes, dando como resultado el beneplácito para que Hitler se apropiara de dicha parte de tierra.

No sé si se han percatado que a dicha reunión no fue invitado un actor fundamental de las partes implicadas, se prohibió que los representantes de Checoslovaquia acudieran para defender sus intereses. De ahí que los checoslovacos nombraran a dicha reunión como “la traición de Múnich” censurando los acuerdos que allí se tomaron como “acerca de nosotros, sin nosotros y contra nosotros”.

Los “Acuerdos de Múnich” (que así se denomina a aquella reunión) se podrían resumir en como un país, sin mandato internacional, sin ninguna justificación legal, decide anexionarse una parte de otro país soberano, mientras le dan el visto bueno, otras potencias sin legitimidad sobre dicho país soberano.

Han pasado ochenta y siete años de aquella reunión y hace unos días han comenzado las reuniones entre el gobierno estadounidense y el gobierno ruso, para repartirse un país soberano como es Ucrania.

La reunión se ha llevado en la ciudad de Diriya en Arabia Saudí y se ha prohibido la participación ucraniana en dicha reunión. Para colmo, Donald Trump ha culpado a Ucrania de haber sido invadida por el ejército ruso y ha tachado a su presidente de dictador.

Los paralelismos son evidentes, y si seguimos el rastro que nos deja los libros de historia, esto no puede acabar bien.

Toda guerra tiene detrás intereses económicos, en el caso de Ucrania, los rusos están interesados en la zona industrial del este ucraniano y tener salida al mar a través de Crimea, para Estados Unidos hacerse con el control de las minas de tierras raras, tan valiosas para fabricar componentes tecnológicos, cada vez más escasos y poder competir con la industria tecnológica china.

“La paz mundial parece mucho más lejana que la guerra mundial” Marvin Harris.