Desde los sectores más liberales
de nuestra sociedad no paran de lanzarnos el siguiente mensaje: “es prioritario
crear riqueza para que después las empresas puedan crear empleo”.
Éste es el dogma al que los
voceros del régimen se han abrazado para difundirlo a toda la sociedad,
siguiendo la máxima de que una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose
en verdad.
Pero por más que repitan la misma
idea, ésta no va a convertirse en realidad, ya que queda más que demostrado que
la acumulación de riquezas no genera empleo per se.
Lo que pretenden hacernos creer
es que si las grandes empresas generan más dinero estas no les quedará más
remedio que reinvertir sus beneficios en la creación de empleo. ¿Pero hay alguien
que se crea esto? Los datos han demostrado que el sistema capitalista se nutre
de la acumulación, sobre todo de acumulación económica. Por lo tanto está
basado en la avaricia del ser humano. Por lo tanto para que fuera cierto la
premisa antes mencionada tendríamos que hacernos la siguiente pregunta, ¿Cuánta
riqueza tienen que acumular las grandes empresas para comenzar a generar
empleo? O ¿Cómo van a generar esta riqueza? O ¿a costa de quién van a
generarla?
Las respuestas son claras, las últimas
reformas laborales, promulgadas por los gobiernos del PSOE y del PP dejan claro
a costa de quien van a generar dicha riqueza, lo que no dice es como se va a
ver beneficiada la clase trabajadora del sacrificio que está haciendo.
Evidentemente la riqueza generada
a estas grandes empresas viene determinada por la “plusvalía”[1].
Esta es
el “sobretrabajo” que realiza el trabajador por el que no se ve remunerado,
esta plusvalía engrosa las ganancias de las grandes empresas.
Por lo tanto una cosa si es
cierta, las grandes empresas si están aumentando sus riquezas y las políticas
del gobierno les están ayudando a ellos.
Estas riquezas se obtienen a
través del robo a la clase trabajadora, que obligada a vender su fuerza de
trabajo a cambio de capital tiene que doblegarse ante el chantaje de las clases
opresoras.
Una de las políticas que se han
realizado para facilitar este chantaje, es el de reducir las prestaciones por
desempleo, para que el trabajador no tenga que decidir si las condiciones de un
futuro trabajo son justas o no, sino que se vea obligado a aceptar cualquier
tipo de empleo y con cualquier tipo de condiciones laborales.
De ahí que desde algunos sectores
de la izquierda se exija la implantación de una renta básica que dignifique a
la clase trabajadora, desde las altas instancias de los poderes fácticos
argumentan que si los trabajadores cobraran una renta básica no realizarían
ningún tipo de trabajo, cuando la realidad es que si los trabajadores tuvieran
una renta básica no aceptarían las condiciones laborales que estas empresas
proponen, y eso justamente es lo que temen, porque eso haría que disminuyeran
sus beneficios ya que se verían obligados a ofrecer mejores condiciones de
trabajo para que los trabajadores estuvieran dispuestos a trabajar para ellos.
Si las políticas se hicieran
favoreciendo un reparto más justo de la riqueza, el nivel de vida generalizado
aumentaría, ya que está demostrado que la clase trabajadora es un buen
equilibrador de riqueza, ya que sus necesidades no están basadas en la
acumulación, como la alta burguesía, sino en la solidaridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario