En España
existe una división ideológica que viene siendo histórica. Durante sucesivas elecciones los bloques de
izquierda y derecha han ido obteniendo aproximadamente once millones de votos y
es la aritmética electoral, dispuesta por la Ley D´hont y la división en las
distintas circunscripciones electorales, las que acaban determinando que
partido gobernará el país.
De esta
división surgió el término de “las dos Españas”, concepto que surge durante la Guerra de la
Independencia en el siglo XIX y continua vigente en la actualidad.
“Las dos
Españas” representan dos visiones de país enfrentadas continuamente que a lo
largo de la historia ha provocado, represión, asesinatos, guerras y
resentimiento.
Hoy es
necesario llegar a pactos de Estado en cuestiones tan elementales como
necesarias en materia de sanidad, educación, vivienda, energía… y es
imprescindible que ambas “Españas” lleguen a entenderse ya que tenemos la
obligación de convivir unos con otros.
No es
recomendable imponer ninguna visión ideológica sin contar con la otra parte ya
que ninguna de las partes va a desaparecer y no nos queda otra que entendernos
para articular una paz social duradera, paz social que cada vez aparenta ser
más frágil. Para ello ambas partes han de ceder en sus pretensiones y demostrar
la intención de pactar por el bien de todos.
Es imposible
imponer una visión monocromática de
España sin volver a representar el cuadro de Goya “Duelo a garrotazos”.
Lamentablemente,
en la actualidad los dirigentes políticos tienen una visión reducida de las
necesidades del país, vinculada a cuatro años de legislatura donde su único
objetivo es ganar las próximas elecciones, parafraseando a Winston Churchill,
sobran políticos y faltan estadistas que piensen en las próximas generaciones
en vez de en las próximas elecciones. Incluso, llegado el caso de que
apareciera alguien con este objetivo, en cuanto perdiera las elecciones su
sucesor se encargaría de deshacer lo hecho hasta entonces para intentar plasmar
su visión de España.
No necesitamos
líderes mesiánicos, es necesario que todos entiendan la necesidad de llegar a
acuerdos y estén dispuestos a ceder. Donde todos pierdan para que nosotros, el
pueblo, ganemos. Ninguna negociación que se plantee como una relación entre
vencedores y vencidos es una buena negociación.
“Españolito que
vienes al mundo te guarde Dios: Una de las dos Españas ha de helarte el
corazón” Antonio Machado
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