Vivimos en una época donde todo tiene un precio, donde nos afanamos por adquirir y acaparar objetos.
Casi todas las localidades se han llenado de tiendas con productos de mala calidad y de escasa utilidad, donde muchos acudimos a saciar nuestras ansias de consumo, ansias que se vuelven a activar una vez que hemos abonado el precio del producto.
Sin embargo, existe un lugar que
permanece ajeno a esta dinámica de consumo visceral y compulsivo. Un lugar
donde puedes coger y llevarte a casa cualquiera de sus productos completamente
gratis, además si quisieras un artículo concreto y en ese momento no lo
tuvieran, existe una red de establecimientos donde te lo pueden hacer llegar
desde cualquier otro lugar y completamente gratis.
Es curioso, como estos establecimientos, que se encuentran en casi todas las localidades, son menos frecuentados que los que he descrito anteriormente.
Si no se han dado cuenta, estoy hablando
de las bibliotecas públicas. Un lugar mágico alejado de todo el entorno
consumista, donde, toda aquella persona que se quiera acercar, podrá llevarse a casa
cualquier libro completamente gratis, con los beneficios que esto puede
generar: ampliación del vocabulario, incentiva la imaginación, genera nuevas
ideas, conocimientos, pensamiento crítico…
En una biblioteca puedes encontrar el
silencio que no existe en otros lugares donde la música nos invita a consumir,
nos facilita un espacio donde pararnos a leer, a disfrutar de un tiempo de paz,
alejado del estrés que domina el resto del mundo.
Las bibliotecas son espacios de resistencia ante un mundo que se está desmoronando y que no parece tener alternativa que lo sustituya.
Incluso los lectores tendemos a acaparar
libros que en la mayoría de los casos leeremos una sola vez, cuando podríamos
encontrarlos en las bibliotecas liberando de espacio nuestras casas. Acaparamos
libros con el objetivo de crear un lugar mágico con el instinto egoísta de que
sea únicamente para nosotros en vez de ser un espacio compartido.
Si pensamos en un mundo mejor, quizás
encontremos el modelo en las bibliotecas, donde puedes usar lo que necesites y
volverlo a dejar allí para que otra persona lo vuelva a usar.
“Siempre
imaginé el paraíso como una especie de biblioteca” Jorge Luis Borges
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