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miércoles, 9 de julio de 2025

EL SITIO DE MI RECREO

         Vivimos en una época donde todo tiene un precio, donde nos afanamos por adquirir y acaparar objetos.

Casi todas las localidades se han llenado de tiendas con productos de mala calidad y de escasa utilidad, donde muchos acudimos a saciar nuestras ansias de consumo, ansias que se vuelven a activar una vez que hemos abonado el precio del producto.

Sin embargo, existe un lugar que permanece ajeno a esta dinámica de consumo visceral y compulsivo. Un lugar donde puedes coger y llevarte a casa cualquiera de sus productos completamente gratis, además si quisieras un artículo concreto y en ese momento no lo tuvieran, existe una red de establecimientos donde te lo pueden hacer llegar desde cualquier otro lugar y completamente gratis.

Es curioso, como estos establecimientos, que se encuentran en casi todas las localidades, son menos frecuentados  que los que he descrito anteriormente.

Si no se han dado cuenta, estoy hablando de las bibliotecas públicas. Un lugar mágico alejado de todo el entorno consumista, donde, toda aquella persona que  se quiera acercar,  podrá llevarse a casa cualquier libro completamente gratis, con los beneficios que esto puede generar: ampliación del vocabulario, incentiva la imaginación, genera nuevas ideas, conocimientos, pensamiento crítico…

En una biblioteca puedes encontrar el silencio que no existe en otros lugares donde la música nos invita a consumir, nos facilita un espacio donde pararnos a leer, a disfrutar de un tiempo de paz, alejado del estrés que domina el resto del mundo.

Las bibliotecas son espacios de resistencia ante un mundo que se está desmoronando y que no parece tener alternativa que lo sustituya.

Incluso los lectores tendemos a acaparar libros que en la mayoría de los casos leeremos una sola vez, cuando podríamos encontrarlos en las bibliotecas liberando de espacio nuestras casas. Acaparamos libros con el objetivo de crear un lugar mágico con el instinto egoísta de que sea únicamente para nosotros en vez de ser un espacio compartido.

Si pensamos en un mundo mejor, quizás encontremos el modelo en las bibliotecas, donde puedes usar lo que necesites y volverlo a dejar allí para que otra persona lo vuelva a usar.

“Siempre imaginé el paraíso como una especie de biblioteca” Jorge Luis Borges

miércoles, 27 de mayo de 2020

UNA DE LIBROS.

Nuestra personalidad, nuestras ideas, nuestra forma de ser, nuestros sueños… se forman, entre otras cosas, por los libros que leemos, por eso he querido hacer una recopilación de los libros que más me han influido, me han gustado, me han entretenido, me han generado más respuestas y también más dudas y que según mi opinión, deberían de ser imprescindibles en cualquier biblioteca. Estos son:

1984. George Orwell:

Bajo mi punto de vista, la novela distópica más importante de todos los tiempos, no por sus personajes, ni su trama, ni por el desarrollo, ni siquiera por los dilemas que plantea, sino porque leída con un poco de atención puedes ver reflejada la sociedad actual a unos niveles de similitud que asusta. Teniendo en cuenta que Orwell escribió este libro en 1948, su visión futurista no deja indiferente a nadie.

Un mundo feliz. Aldoux Huxley:

Esta novela futurista (también distópica), no es menos importante que la anterior. Un mundo totalmente controlado, donde la capacidad crítica ha sido eliminada de la sociedad, convirtiendo la aceptación de la realidad sin fisuras en la base de la felicidad. Eliminar la capacidad crítica del individuo es convertirlo en un animal domesticado, quizás la lectura última de esta obra es que lo que nos hace verdaderamente humanos es preguntarnos “¿por qué?

Utopía. Tomás Moro:

Si las anteriores novelas son relatos distópicos futuristas, esta es todo lo contrario, el libro que le da sentido y significado a la palabra “utopía” tan usada en la actualidad. Un marinero regresa de un largo viaje donde ha visitado la isla de Utopía. Esta isla es el ejemplo del gobierno perfecto y el fruto de la felicidad de sus habitantes. Ejemplo de gobierno justo. Escrito en 1516 es una obra maestra de la literatura universal por su fondo y contenido.

El Padrino:

Cuando leí esta novela había visto las películas infinidad de veces, siendo una de mis películas favoritas, sin embargo el libro me pareció sublime. Tras esta obra, la Mafia adquirió un halo de glamour muy por encima de la realidad. Mario Puzo fue encumbrado como el literato de la Mafia, escribiendo distintas obras con esta temática.

Gomorra:

Si el Padrino nos mostraba el lado glamuroso de la Mafia, Gomorra, de Roberto Saviano, nos mostraba los bajos fondos de la Cosa Nostra y la Camorra napolitana, sus conexiones con el poder, su podredumbre y la miseria generada a su alrededor. Se adentra en los negocios y redes sociales que genera. Esta obra le valió a su autor una “pena de muerte” que le ha hecho estar perseguido por la Camorra obligándole a vivir huyendo y no poder dormir dos noches seguidas en el mismo sitio. La obra perfecta para conocer los bajos fondos.

Vacas, Cerdos, Guerras y Brujas:

Esta obra de Marvin Harris, es un ensayo donde se le da una explicación material a situaciones que entendemos como místicas o religiosas, como el hecho de que los musulmanes o judíos no coman cerdo, o que en la India no se coma carne de vaca. Su autor es conocido por ser el padre del materialismo cultural, y es una obra genial para conocer el mundo que nos rodea evitando simplificaciones y yendo más allá de los razonamientos superficiales.

La Revolución Española:

El siglo XIX español es la piedra angular para conocer nuestra realidad actual. Un siglo convulso, donde el país se debatió entre guerras, constituciones, periodos absolutistas, repúblicas, etc., todo ello visto desde la óptica de Karl Marx y Friedrich Engels a través de artículos periodísticos de la época, un lujo poder conocer la realidad española a través de los más grandes pensadores y analistas del siglo XIX.

Rebeldes:

Esta novela juvenil fue la culpable de que me enganchara a la lectura como entretenimiento, la leí cuando contaba quince años y a partir de entonces no he parado de leer, su autora, Susan E. Hinton, nos cuenta la historia de un grupo de jóvenes, sus miedos, sus necesidades, sus sueños, sus realidades, una novela que todo joven debería leer. Tuvo su versión en cine y más tarde en televisión en forma de serie. Ninguna de las dos versiones hacen justicia a este libro.

Pedagogía del Oprimido:

Obra de referencia para cualquiera que se dedique a la educación en cualquiera de sus formas. El pedagogo brasileño Paulo Freire nos da una guía de como la educación es la llave para crear un mundo mejor y más justo. Entiende la educación como una liberación que debe hacerse en comunidad y que ningún gobierno facilitará una educación plena de sus ciudadanos, ya que es la llave para crear ciudadanos críticos y reflexivos.

Vida líquida:

Zygmunt Bauman hace en esta obra el mejor análisis de la sociedad actual nunca visto, la inmediatez a la que estamos sometidos, hace que se valore más el continente que el contenido. Obra maestra de este filósofo polaco, nacionalizado británico.

La República o El Estado:

Es difícil elegir una obra de Platón para seleccionarla para formar parte de un listado de este tipo, pero sin duda, para mí, La República o El Estado, es la obra más completa del filósofo griego. Esta obra ha servido de inspiración al fascismo, al comunismo y a las democracias liberales. Una obra compleja y aun así de fácil lectura, donde en su libro VII aparece el conocido “Mito de la Caverna”.

Son muchos los libros que se han quedado fuera de este listado cuyo orden no está relacionado con su nivel de importancia, bastante difícil es seleccionar algunos de ellos como para ordenarlos.

Ya que somos “animales” tremendamente influenciables por nuestro entorno, las opiniones de los demás, nuestros intereses particulares, nuestra experiencia personal… dejémonos ser influidos por los grandes pensadores de la historia.

“El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo” Gustavo Adolfo Bequer.

miércoles, 12 de junio de 2019

MÁS PÍXELES PARA VER LA REALIDAD.


Que vivimos en una sociedad tremendamente visual, es evidente. La importancia de la imagen ha sustituido al uso de la palabra como medio de expresión y comprensión de la realidad, haciendo valer el antiguo dicho de “una imagen vale más que mil palabras”.

Las redes sociales han tenido una evolución similar, pasando de la importancia de la palabra a la hegemonía de la imagen. Las primeras redes sociales estaban destinadas a la exposición de textos, que podían ser acompañados de imágenes, estas redes sociales son los denominados blogs, más tarde la aparición de facebook revolucionó las redes sociales que permitía compartir enlaces de otras plataformas y compartían en importancia textos e imágenes por igual. La aparición de twitter, comenzó a limitar el uso de palabras a 140 caracteres aunque más tarde los amplió a 280 para facilitar la emisión de mensajes, en estos “tuits” aparecieron los “hastags” que no son más que palabras iniciadas por una almohadilla (#) para conectar a personas interesadas por un mismo tema. Pero la revolución definitiva de la imagen se produjo con la aparición de Instagram, aquí el texto ha pasado completamente a un segundo plano siendo la imagen la que predomina ampliamente.

La imagen como medio de comunicación, te da una visión sesgada de la realidad y no fomenta una visión crítica de lo que se intenta comunicar, su impacto es mínimo y su permanencia en nuestro cerebro es fugaz.
La palabra, los textos, los libros, etc., generan mucha más riqueza y amplían la visión de la realidad de la persona que los lee, aumentan su vocabulario y por extensión dotan de más herramientas para poder ejercer un espíritu crítico ante una realidad tan “líquida” como la actual, utilizando la metáfora relacionada con la imagen, leer es como aumentar los píxeles con los que vemos la realidad, haciendo la visión más nítida de lo que vemos. Lamentablemente la imagen resultante no siempre es más agradable que verla con menos definición.
En una sociedad donde se publican cada vez más libros, donde se editan multitud de revistas, se elaboran millones de blogs y páginas web, hay una carencia preocupante por la falta de gusto por la lectura.

Leyendo enriquecemos nuestro vocabulario, aumentamos nuestra concentración, fomentamos nuestra imaginación para así dar respuesta a problemas de manera creativa, entendemos mejor la realidad, nos ayuda a expresarnos mejor, y un largo etcétera, en definitiva nos protege contra la manipulación mediática tan abundante en los tiempos que corren.

Si ha llegado a este punto, muchas gracias por haber leído esta pequeña disertación y siga leyendo el género que más le guste, el que más le entretenga, el que más le interese, pero lea, y al mismo tiempo cuestione lo que está leyendo y saque sus propias conclusiones, pero que sean conclusiones fundamentadas en argumentos sólidos, o al menos todo lo sólido que sea capaz de construir.
“En un lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle sentido a nuestra existencia” Miguel de Cervantes.

martes, 30 de octubre de 2018

EL PRECIO DEL SABER.


El filósofo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) fue uno de los mayores representantes de la sociología contemporánea, disputó su popularidad con Michel Foucault y una de sus grandes aportaciones, entre otras, fue la popularización del concepto cultura que definió como “las maneras de hacer, sentir y pensar de las personas en tanto miembros de la sociedad”.

Según Bourdieu, la cultura podía ser objetivada, es decir, podía ser cuantificada en relación al número de libros, cuadros, titulaciones académicas que una sociedad podía facilitar, soportes musicales, etc.
No entraré en discutir la validez o no de esta teoría, pero de ser cierta, debemos cuestionarnos qué valor le damos a nuestro capital cultural en la actualidad.
Hace pocos días, estuve en un establecimiento que vendía libros de segunda mano y pregunté por los precios que tenían, a lo que me contestaron que podía llevarme cuatro o cinco libros por un euro. ¡UN EURO!, por lo que compré tres ensayos de Ortega y Gasset más el Romancero Gitano de Federico García Lorca, incluso me insistieron en que podía llevarme alguno más por el mismo precio. Una vez pasada la alegría del momento por poder hacerme con tamañas obras por tan escaso precio me hizo llegar a la siguiente reflexión:
¿Qué valor damos a la literatura en la actualidad? Un país que presume de artistas como: Federico García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Almudena Grandes, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes… y tantos otros, ¿cómo es posible que se le dé tan poco valor al soporte que difunde su arte? Un país en el que se editan, en la actualidad, un enorme número de libros, pero donde mucha gente, demasiada, se vanagloria de no haber leído un solo libro durante el último año, no puede más que enmendar su camino, si no quiere seguir el camino que le lleva al precipicio al que se dirige con una población que no tiene hábito de lectura.
El ejercicio de la lectura agudiza la astucia, estimula el intercambio de información y conocimiento, retarda la aparición de los síntomas de demencia, estimula la percepción, la concentración, la empatía, activa regiones cerebrales que propician procesos de imaginación a partir de los acontecimientos de la narración y vienen a la mente recuerdos y confrontaciones con experiencias personales, incremento de la capacidad de concentración, análisis e interpretación, además de dar las herramientas para tener una conciencia crítica y ser difícil de manipular por terceros.
El precio de las nuevas ediciones, por lo tanto, no es un impedimento para acceder a los libros, sino más bien lo es la comodidad y el “aborregamiento” de la población que se niega a despertar.
“En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos, para darle un sentido a nuestra existencia” Miguel de Cervantes.

viernes, 4 de agosto de 2017

EL LIBRO COMO OBJETO DECORATIVO.

El sector editorial en España está en auge, además de ser un generador de empleo, en 2015 generó 49.500 puestos de trabajo, según estudio presentado por el Observatorio del Libro en junio de 2017, es una herramienta fundamental para la difusión de la cultura entre los ciudadanos, así como, un pilar básico para tener una población formada y crítica, base de cualquier Estado avanzado[1].
                A pesar de ser un sector en auge, el hábito por la lectura no es una de las características que definan a los españoles, en el año 2015 el 35% de los españoles encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas[2] reconocía no leer nunca o casi nunca, a pesar de ser un pasatiempo agradable, un buen hábito lector hace a cualquier persona más consciente de la realidad que vive y previene enfermedades como el alzhéimer.
            Aunque no se tenga afición a la lectura, es fácil encontrar en cualquier casa de nuestro país, algún libro, aunque sea uno, y es que no sólo el libro es importante por su contenido sino por su forma, una cuidada edición, una bonita presentación y un volumen apropiado es un buen adorno para cualquier salón.
                Cuál ha sido mi sorpresa, cuando he visto en distintas tiendas de decoración, que el libro ha empezado a ser más importante por su continente que por su contenido, y ofrecen como objeto decorativo, cajas que simulan un voluminoso libro con una cuidada presentación, imitando a aquellas antiguas ediciones con su pasta de cuero y sus adornos en dorado, o modernos tratados sobre entomología.




                Pero mi sorpresa ha ido más allá cuando no sólo hay cajas que simulan ser libros, sino que también hay cuadros que representan librerías repletas de antiguos volúmenes de obras clásicas, así se puede ver a Moliere, Voltaire o Víctor Hugo, entre otros, adornando un fondo de cualquier lámina, para terminar en cualquier salón de alguna casa.



Esto me lleva a la siguiente reflexión, para muchas personas es más importante aparentar que tener, o que los libros están de moda, pero no está de moda leer, ¿qué tipo de sociedad tenemos? Cuando un libro es más importante por su encuadernación que por su contenido, cuando hay quien prefiere hacer creer a quien visita su casa que tiene libros en lugar de cajas decorativas.
Si les gusta decorar su casa con libros, compren libros, así, quizás en algún momento, guiados por la curiosidad les de por abrirlo y descifrar que es lo que dice ese aparente batiburrillo de símbolos, también llamado “letras”, puede que se sorprendan de lo que un autor desconocido les dice a través de sus escritos, si no es así, lo que descubrirán cuando lo abran será una caja vacía.
Los libros, los de verdad, son el mejor mobiliario para el cerebro, úsenlos, aunque sólo sea para decorar.
“La lectura es a la mente, lo que el ejercicio al cuerpo” Joseph Addison.
Salud.