Hace unos días, uno de los menores con los que trabajo inició una conversación que prometía estar dotada de una profunda reflexión. Sin venir al caso me dijo:
-
Carmona ¿tú sabes por qué
la educación no funciona?
Sorprendido por la pregunta y entusiasmado con que el menor hubiera estado reflexionando
sobre el sistema educativo encontrando fallas que dificultan el proceso de
aprendizaje de los menores le contesté:
-
¿Por qué?
-
Porque no se aprende bien.
El chasco que me llevé fue monumental, sonreí y cambiamos de tema, pero ya en casa me vino a la cabeza esa conversación y empecé a encontrarle el sentido que este menor había intentado transmitirme.
El sistema
educativo está basado en la escala numérica del conocimiento, esto es, los
estudiantes reciben unas materias que tienen que “volcar” el día del examen. A
partir de ahí importa poco que los estudiantes mantengan esos conocimientos en
sus cerebros. Si consiguen exponer el día y hora del examen lo que se le ha
preguntado serán calificados con una nota numérica, lo que los clasificará
dentro del sistema educativo, independientemente que retengan esos
conocimientos o no al día siguiente del examen.
Supongo que todas las personas que están leyendo estas líneas han cursado la educación primaria y los que ya contamos una edad la EGB, pues bien en esos cursos, todos hemos aprendido a ubicar los ríos de Europa y nos hemos examinado de ello. Ahora bien, siendo sinceros ¿Cuántos podríamos aprobar ese examen hoy?
En muchas
ocasiones se transmiten unos conocimientos mecánicos cuyo único objetivo es
plasmarlos en un examen, sin mostrar la utilidad real en la que pueden ser
aplicados, lo que provoca la desmotivación del alumnado que no encuentra
sentido al gasto de energía que requiere aprender cierta materia a la que no le
encuentra sentido.
Prueba de que
se le da más importancia a aprobar que a aprender es que en los exámenes hay
alumnos que intentan copiar (y algunos lo consiguen) con innumerables técnicas
y los profesores tienen la función de evitar que esto suceda. Si aprender fuera
la prioridad del alumno no intentaría copiar en los exámenes. Por lo tanto, con
el sistema que tenemos actualmente la prioridad no es aprender, es aprobar.
El principal
problema es cuando clasificamos a estos estudiantes en función de su nota. Un
estudiante de 3 puede ser una persona de 10 (y al revés).
“Le
preguntaron al gran matemático árabe Al-Khawarizmi sobre el valor del ser
humano, y este respondió: Si tiene ética, entonces su valor es 1, si además es
inteligente agréguele un 0 y su valor será 10, si también es rico súmele otro 0
y será 100 y sobre todo si es bella persona agréguele otro 0 y su valor será 1000. Pero si pierde el 1, que
corresponde a la ética, perderá todo su valor pues, solamente le quedarán los
ceros”.
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