Cuando lo que ves, no es lo que crees ver.
En la actualidad el anglicismo “fake news” está interiorizado por la inmensa mayoría de la población, su traducción al castellano sería “noticia falsa” que se difunde a través de medios de comunicación y redes sociales con el objetivo de generar una opinión fundamentada en datos falsos, averiguar si una noticia es falsa requiere tiempo y voluntad de conocer la verdad. Generalmente si la noticia es acorde con nuestra forma de pensar la mayoría no se molestan en verificarla porque “¿cómo no va a ser verdad si es lo mismo que pienso yo?”.
Pero existe una “fake” que es mucho más difícil de verificar son las conocidas como “deep fake” que consiste en, mediante una sencilla aplicación informática que puede descargarse en cualquier dispositivo móvil, cambiar las facciones de cualquier persona en un video por las facciones de otra persona y hacerse pasar por ella.
Esta “deep fake” se ha utilizado en programas de humor como “El Intermedio” donde el Gran Wyoming realiza entrevistas a personajes ya fallecidos o cuando parodian a Faemino y Cansado con las caras de los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José María Aznar. También puede verse en diversos videos de youtube o tik tok donde personas anónimas se “hacen pasar” por personajes famosos sustituyendo sus caras por las de personajes famosos, y esto puede tener su gracia, pero deberíamos hacernos ciertas preguntas ante este “avance” de la tecnología.
Internet, la red de redes, generalizó su uso a finales de los noventa estando ya totalmente difundida siendo su uso común entre la mayoría de la población, pero es conocido que su primer uso fue de carácter militar, gestionado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y mientras el resto del mundo no sabía siquiera para qué servía un ordenador internet era usado con fines militares.
Si esto
sucedió con el uso de internet, ¿Cuánto tiempo llevan usando las agencias
estatales el programa de “deep fake” antes de que se haya generalizado su uso?
¿con qué fines?
En una
sociedad donde lo visual reina en lo referente a la difusión de información,
¿qué garantías tenemos de que lo que vemos o a quienes vemos a través de la
pantalla sean realmente quienes nos dicen que son? ¿Cómo podemos verificar la
información que nos llega a través de videos?
Es
sorprendente con qué facilidad la gente acepta los distintos medios que existen
para engañarnos, dirigir nuestra opinión en uno u otro sentido y, en
definitiva, manipularnos para que creamos lo que les interesa que creamos. La indefensión
que sufrimos ante estos ataques que nos impiden o dificultan el acceso a la
verdad de los hechos pone en peligro los cimientos de nuestra sociedad.
“Sería ingenuo pensar que la batalla contra
la posverdad se ganará únicamente recurriendo a las técnicas rutinarias de
verificación” Matthew d´Ancona
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