“Durante una parte de la jornada, el obrero únicamente produce el valor
diario de su fuerza de trabajo, esto es, el valor de las subsistencias que
necesita para su sostenimiento. Denominamos tiempo de trabajo necesario a la
parte de la jornada en que se verifica la producción de aquel valor durante
este tiempo, y trabajo necesario al trabajo que se gasta en este tiempo.
La parte de jornada de trabajo que traspasa los límites
del trabajo necesario no constituye valor alguno para el obrero y forma la
plusvalía para el capitalista; es el “tiempo extra” y el trabajo gastado en
ella el “sobretrabajo”” (pag. 158-159, Antología de El Capital de Karl Marx. Ed. Edicomunicación
S.A. 1999)
Hace pocos días pudimos ver en varios
diarios españoles una noticia con el siguiente titular “La nueva idea de IU, que ningún español gane más de 6500 € al mes”:
El titular es altamente tendencioso,
donde soterradamente, para algunos y descaradamente para otros, viene a decir
que Izquierda Unida lo que pretende es empobrecer a la población, limitando sus
posibilidades de alcanzar el éxito económico.
Nada más lejos de la realidad, como
vemos en el texto extraído de la Antología de El Capital, esta no es una “nueva
idea” sino que es una vieja idea de los partidos de izquierdas, la eliminación
del enriquecimiento de la burguesía capitalista a través del robo de la
plusvalía generada por la clase trabajadora.
Supongamos que una empresa como
Coca-Cola no tuviera a los obreros que en sus fábricas embotellan el producto,
el resultado sería que no habría Coca-Cola en los supermercados ni en los bares
y por lo tanto esta empresa iría a la quiebra, y este ejemplo es trasladable a
toda la cadena de empleados que trabajan en esta empresa, por lo tanto podríamos
deducir que todas las piezas del engranaje son necesarias para que una empresa
funcione, entonces ¿por qué debe de haber una diferencia tan grande entre lo
que cobra el empleado de la fábrica de embotellado (por ejemplo) y un alto
directivo de la empresa?. La respuesta ya está escrita:
“La fuerza de trabajo es comprada por el capitalista como una mercancía
cualquiera. Es necesario que el propietario de esta fuerza de trabajo no tenga
otra cosa que vender en el mercado más que su fuerza de trabajo; es necesario,
por tanto, que esté libre del todo, completamente desprovisto de las cosas
necesarias para la realización de la fuerza de trabajo.
De este modo, como
cualquier otra mercancía, la fuerza del trabajo del hombre tiene un valor,
determinada por el “tiempo de trabajo necesario para su producción”. Como resulta
que el tiempo necesario de trabajo para la producción de mercancía, “fuerza de
trabajo”, corresponde a los medios de subsistencia del trabajador (variables
según la época, las costumbres, los países, etc., y que no puede reducirse al
simple mínimo de las necesidades fisiológicas) y corresponde a los medios
necesarios para la reproducción somera de los hijos de los trabajadores. Pues
bien, a partir de un determinado nivel de la productividad del trabajo humano,
la fuerza del trabajo comprada por el capitalista y utilizada por él, produce
más valor que el que hace falta para cubrir los gastos de subsistencia y de reproducción
del trabajador”
(pag. 156-157, Antología de El Capital de Karl Marx. Ed. Edicomunicación S.A.
1999).
Lo que quiere decir que los altos
directivos de las grandes empresas se adueñan del valor del “sobretrabajo” de
sus empleados en los escalafones más bajos.
La propuesta de Izquierda Unida no viene
más que a corregir esta desigualdad, que nadie pueda cobrar diez veces más de
lo que cobra ningún empleado de su empresa, y ya que, la avaricia capitalista
no tiene medida, para que la jerarquía empresarial siga cobrando sueldos
descomunales deberán aumentar el sueldo de sus trabajadores en las escalas inferiores,
esto generaría un incremento del patrimonio de las clases trabajadoras que son
los verdaderos dinamizadores de la riqueza, aumentando el consumo en la pequeña
y mediana empresa y aumentando la calidad de vida de los sectores que la crisis
ha golpeado con más fuerza, produciéndose un reparto más equitativo de la
plusvalía generada por los trabajadores.
Triste es que trabajadores que han leído
las noticias anteriormente reseñadas hayan visto esta medida como un freno a su
propio desarrollo económico cuando es el propio sistema capitalista el que lo
coarta.
Típico de una sociedad alienada y de
la influencia que en ella ejercen los medios de comunicación, como expongo en
el post anterior:
http://mcarmonacurtido.blogspot.com.es/2015/11/mentira-de-democracia.html
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