Tomasi de Lampedusa escribió su única novela en 1958, “El
Gatopardo”. En ella describe las vivencias del noble siciliano Fabrizio
Corbera, el Príncipe de Salina, y su familia, durante el periodo de la unificación
italiana, comandada por Garibaldi, lo que supuso la revolución burguesa
italiana que provocó el paso del antiguo régimen, a la edad contemporánea en
aquella zona.
En uno de sus párrafos mientras uno de los protagonistas,
el noble sobrino del Príncipe, confiesa a Don Fabrizio su intención de ingresar
en las filas del ejército de Garibaldi y al ser increpado por su tío le
responde: “Si allí no estamos también nosotros, esos nos endilgan la república.
Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie.”
Más adelante, el Príncipe de Salina, que representa al
Antiguo Régimen, hace la siguiente reflexión a uno de los burgueses seguidores
de Garibaldi: “No queréis destruirnos a nosotros, vuestros “padres”. Queréis
sólo ocupar nuestro puesto. Con dulzura, con buenas maneras, pero metiéndoos en
el bolsillo unos miles de ducados”.
Reflexión
que se encuentra patente en toda la novela pero que se ve confirmada cerca del
final de la historia: “El patrimonio dividido y vuelto a dividir, en la mejor
hipótesis, equivalía al de tantas otras casas inferiores y era enormemente más
pequeño que el que poseían algunos opulentos industriales”.
Encuentro
en esta novela muchas coincidencias en distintos períodos históricos, y en
distintos países, pero me centraré en los últimos cuarenta años de nuestro
país.
La transición fue el último
cambio histórico importante en España, se hacía “borrón y cuenta nueva” con la
etapa anterior, y se afrontaba el futuro con ilusión, con ganas de modernizar
un país que aún vivía en blanco y negro, pero ¿realmente fue tal el cambio?, si
somos objetivos, la transición fue dirigida por Adolfo Suarez, ex – falangista
y ministro del régimen franquista, y Juan Carlos I, pupilo del dictador y
suplente de éste en sus periodos de convalecencia, en este panorama nos
encontramos nuevos protagonistas que pretenden sustituir en el poder a la vieja
guardia franquista, que cómo se vería más tarde sólo se limitaron a
sustituirlos “metiéndose en el bolsillo unos miles de ducados”, cambiaron la
camisa azul por el traje y corbata pero el pueblo siguió sufriendo las mismas
calamidades, matizadas por periodos de bonanza y crisis económicas. La
democracia prometida no iba a restituir la legalidad vigente antes del golpe de
estado del 36, sino que iba a restituir una monarquía sin realizar un
referéndum que la legitimara, el propio Adolfo Suarez, dijo que no se había
hecho ese referéndum sobre la forma de Estado porque sabía que lo perderían los
monárquicos, y justificó la implantación de la corona con el apoyo que había
recibido la Constitución del 78. El sistema “democrático” implantado iba a limitarse a llevar a cabo
unas elecciones cada cuatro años y nada más.
Los
años pasaron y llegamos a mayo de 2011 y el surgimiento del movimiento de 15M,
por primera vez en 33 años se cuestionaba el proceso de la Transición y parecía
que el pueblo se levantaba, pero la falta de organización de los partidos que
cuestionaban el régimen, la habilidad de los partidos del Sistema junto con los
medios de comunicación que no tardaron en manipular los mensajes que se
lanzaban allí promoviendo el mensaje de “no somos ni de izquierda ni de
derechas” hizo que el abstencionismo ganara en las elecciones de aquel año
dando al Partido Popular una mayoría absoluta aplastante a pesar de haber
perdido un considerable número de votos con respecto a las elecciones
anteriores.
¿Qué
fue de las reivindicaciones de aquel movimiento? ¿Por qué nadie habla ya de la
Tasa Tobin o de las listas abiertas? Por ejemplo.
Los partidos representantes de
la “nueva política” ¿traen nuevas propuestas o son un cambio estético? ¿Por qué
se ha desmovilizado la población? ¿se han solucionado los problemas que sacaron
a millones de personas en todo el país o existe esperanza de que se solucionen?
Definitivamente todo ha cambiado
pero en realidad todo sigue igual.
Salud.
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