Translate

miércoles, 19 de septiembre de 2018

CABALGAR CONTRADICCIONES O RENUNCIAR A LOS PRINCIPIOS.


“Cabalgar contradicciones” es uno de los principales caballos de batalla con los que tiene que lidiar los partidos que se sitúan en la izquierda ideológica cuando asumen la responsabilidad de gobierno en cualquiera de los organigramas del Estado, desde el Ayuntamiento hasta el Gobierno de la nación.
Pero, ¿donde se sitúa la delgada línea que separa la gestión de una contradicción ideológica con la renuncia de tus propios principios?

En primer lugar, habría que aclarar que un sistema socioeconómico basado en los principios del liberalismo económico y la democracia burguesa, no puede más que generar contradicciones en la gestión, ya que el “encorsetamiento” al que se somete a las instituciones están destinadas al mantenimiento de estas estructuras, principalmente en el nivel legislativo y en el nivel económico.
En segundo lugar, a día de hoy, no se dan las circunstancias sociales que provoquen la ruptura del sistema.
Por lo tanto, dichos partidos de izquierdas, no pueden más que, con las “herramientas” proporcionadas, dulcificar o suavizar, los desmanes propios del capitalismo. Y es ahí donde se producen las contradicciones.
Son muchos los principios ideológicos los que definen a una organización o persona como “izquierda”: defensa de los servicios públicos, pacifismo, republicanismo, laicismo, defensa de los derechos laborales, anticapitalismo, entre otros.
Es evidente que, en un sistema como el actual, la pureza ideológica, ni es práctica ni es útil.
Todos estos principios  los vamos numerando en orden de importancia en nuestro subconsciente, estableciendo el orden de prioridades y marcando algunos de ellos como irrenunciables. Estos principios pueden ordenarse de tantas formas como personas y organizaciones existen. Y son las propias  organizaciones y personas las que determinan cuales son las líneas rojas que no están dispuestas cruzar, lo que sería “traicionar sus principios”.
Se corre el riesgo, que de ser tan flexible en el pragmatismo, los principios ideológicos dejen de ser el faro que nos guíe a los objetivos marcados y entonces estas organizaciones sean absorbidas por el sistema, pasando a ser un pilar más que lo sustente.
Existen miles de ejemplos que demuestran como partidos políticos considerados de izquierda han terminado renunciando a todos sus principios: favorecer la inclusión del sector privado en los servicios públicos con los conciertos en sanidad y educación, la entrada en la OTAN, ser republicano pero comprometido con la monarquía, ser laico pero perpetuar el concordato con el Vaticano, la puesta en marcha de una represora reforma laboral, asumir el capitalismo como modelo económico… ¿saben de qué partido le hablo? Pues eso.

Hay que tener presente, que los nuevos partidos aparecidos en el marco ideológico de la izquierda, una vez han alcanzado el gobierno, sobre todo a nivel municipal, tienen que cabalgar contradicciones, es lícito, pero han de tener cuidado de que no le suceda como al “partido centenario” y termine convirtiéndose en la versión 2.0 de la socialdemocracia europea.
“La ideología es el cemento de la estructura”
Louis Althusser

No hay comentarios:

Publicar un comentario