El filósofo
italiano Vilfredo Pareto estableció el “Principio
de Eficiencia” en el que consideraba que un sistema era eficiente siempre y
cuando fuera capaz de mejorar un aspecto del sistema sin perjudicar otro
aspecto de ese mismo sistema.
No creo que
sea necesario llevar a cabo un estudio en profundidad sobre el reparto de
recursos del planeta para llegar a la conclusión que existe un reparto desigual
entre los distintos países del planeta, por lo tanto, si damos por cierto el
principio expuesto anteriormente podemos decir que el sistema económico
imperante no es eficiente.
Hemos creado
un sistema económico que basa su riqueza en la extracción, por lo que para que
unos países puedan tener un alto nivel de vida otros deben vivir por debajo de los
índices mínimos básicos de subsistencia.
Los últimos
datos emitidos por Word Wildlife Fund (WWF), la mayor fundación
conservacionista independiente del planeta, expone que para poder igualar a
nivel mundial el modo de vida de EEUU, serían necesario nueve planetas como la
Tierra que dotara de los recursos necesarios a toda la población. Es evidente
que es imposible igualar el modo de vida por arriba y no creo que nadie
estuviera dispuesto a empeorar su nivel de vida, no nos queda otra que modificar
el sistema que propicie una mejora sustancial en el nivel de vida de los de
abajo.
Existen muchas
teorías alternativas que podrían sustituir el modelo capitalista como Sistema
hegemónico mundial: el sistema socialista, de decrecimiento…
Es imposible
cambiar el modo de vida de miles de millones de personas de la noche a la
mañana, pero es importante la toma de conciencia sobre la explotación de
recursos que estamos llevando a cabo en el Planeta, a día de hoy el único
planeta que tenemos, y que la distribución de esos recursos no se lleva a cabo
de manera equitativa, por lo que no es de extrañar que este reparto desigual de
la riqueza genere actividades no deseadas como: guerras, movimientos
migratorios, hambrunas…
Otro principio
elaborado por Pareto, fue la regla 80-20, que expone que el 20% de la población
posee el 80% de las propiedades mientras que el 80% de la población se reparte
el 20% restante. Si trasladamos estos datos de manera global, vemos como Pareto
vuelve a acertar.
Una pequeña
parte de la población mundial disfruta (disfrutamos) de la mayor parte de los
recursos que nos ofrece el planeta, mientras que la gran mayoría de la
población mundial carece, en algunas ocasiones, hasta de los recursos más
básicos.
Cuanto más
tardemos en darnos cuenta que esta situación no es sostenible más nos costará
reconducirla, a fin de cuentas solo tenemos un planeta donde debemos vivir toda
la especie humana.
“Si la competencia es la ley de la jungla, la cooperación es la ley de
la humanidad” Piotr Kropotkin.
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