Comienza la
campaña electoral y voy a aprovechar estas líneas para a llevar a cabo una
crítica, espero que constructiva, sobre cómo se está llevando a cabo la
transmisión de los mensajes por parte de todos los partidos a nivel nacional.
Aquí no voy a dejarme llevar por los “colores” ni doctrinas de partido, hablaré
desde el punto de vista de “consumidor electoral” que en estas fechas es
bombardeado por consignas y mensajes, la mayor parte de las veces vacíos de
contenido.
He de
reconocer que no me está gustando nada las distintas estrategias electorales,
considero un error basar la campaña en “lo malos” que son los adversarios en
vez de hacerlo en el propio programa, y como se piensa mejorar el modo de vida
de los ciudadanos en caso de alcanzar el gobierno.
Lo primero que
aprendí en mi época de comercial fue que: cuando un producto es malo, la única
manera de que te lo compren es menospreciando el producto de la competencia,
sin embargo cuando tu producto es el mejor del mercado sólo hay que explicarlo
para que los clientes opten por él en vez del de la competencia, lo segundo que
aprendí es que aquellos que no crean que su producto es el mejor, deberían
dedicarse a otra cosa.
Siguiendo esta
máxima, parece que no hay ningún “producto” bueno en campaña, todos se están
dedicando a menospreciar e insultar al contrincante, hablando más de los
defectos de los contrarios que de las virtudes propias.
En mis
cuarenta y dos años no recuerdo una campaña electoral tan crispada como esta.
¿Dónde están las medidas en educación? ¿alguien piensa dar solución al problema
de los pensionistas? ¿Cuáles son las propuestas para acabar con la precariedad
laboral? Existen miles de preguntas que deberían ser resueltas durante la
campaña para que los votantes puedan elegir en conciencia de lo que consideren
mejor para ellos y para el resto de la sociedad.
Sin embargo,
con una complicidad pasmosa por parte de los medios de comunicación, los
discursos están basados en mensajes vacíos, donde se alude a las emociones de los
votantes, planteando imágenes apocalípticas si gana el contrario, presentándose
como el único líder mesiánico capaz de salvar a un pueblo que caería en las
garras del caos si no son ellos los encargados de dirigir el país durante los
próximos cuatro años.
La política ha
dejado la razón a un lado para alzar las emociones, llegar al poder a través
del miedo al contrario, aglutinar el voto en contra de, en vez de a favor de.
El miedo es
una de las emociones más peligrosas de las que podemos generar las personas ya
que es la antesala del odio.
Como votantes
debemos exigir información sobre los temas que nos interesen, que nos afecten y
no dejarnos manipular por aquellos que quieren el poder por el poder.
“El valor instrumental de la democracia está condicionado al compromiso
del electorado con la búsqueda de la verdad” George Soros.
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