Parece que la “crisis”
del Coronavirus ha copado toda la actualidad nacional e internacional, todos
nos hemos convertidos en especialistas epidemiólogos, gestores de crisis
sanitarias y expertos en inmunología, lo que es seguro que el miedo se ha
apoderado de toda la sociedad, y quizás este sea el verdadero motivo de la
crisis que estamos padeciendo una “Crisis del Miedo”.
Cada vez que
encendemos la televisión, independientemente del programa que estén retrasmitiendo,
solo se habla de un tema, si abrimos nuestras redes sociales, las noticias
sobre el virus se multiplican, si encendemos la radio, ya sea un programa de
deportes o un noticiario, únicamente se habla de lo mismo. De ahí que el miedo
a ser contagiado por el “virus de moda” se haya extendido a mayor
velocidad que contagio del mismo virus.
Este miedo ha
dado paso a la histeria colectiva, donde de manera irracional, la masa se haya
lanzado a hacer acopio de víveres de manera descontrolada como si del mismo
apocalipsis se tratara.
El miedo es el
talón de Aquiles de la nuestra sociedad, el miedo nos hace actuar de manera
irracional, impide la reflexión y nos
hace movernos por impulsos, por no decir que hay quienes se han intentado
lucrar de esta situación.
Las
repercusiones no están tardando en llegar, a pesar de que al parecer no se
trata de un virus especialmente pernicioso, se han cancelado eventos, se han
pospuesto convenciones, cerrados centros educativos, se está proponiendo a las
empresas que faciliten el teletrabajo a sus empleados, los partidos de futbol a
puerta cerrada para evitar las aglomeraciones, con el objetivo de evitar el
contagio masivo que haga que se sature el sistema sanitario, provocando un
evidente impacto negativo en la economía.
No seré yo
quien ponga en duda las medidas tomadas por los especialistas, pero el
tratamiento de esta situación que se está llevando a cabo por parte de los
medios de comunicación, lejos de ser parte de la solución, se están convirtiendo
en parte del problema provocando la histeria colectiva.
En el mundo de
la inmediatez hay poco tiempo para la reflexión, la acción ha sustituido a la
racionalización, es el momento de pararnos a pensar antes de actuar y empezar a
buscar las preguntas que tienen como respuesta los comportamientos que estamos
observando.
En este mundo
nada es casual y quizás tengamos que preguntarnos a quién beneficia el miedo que
se está propagando como bosque regado con gasolina.
“La
multitud es extraordinariamente influenciable y crédula. Carece de sentido crítico
y lo inverosímil no existe para ella” Sigmund Freud.
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