Es en las conversaciones triviales donde aparecen las cuestiones que resultan más interesantes para reflexionar sobre ellas, esto es así debido a que los temas se exponen de forma espontánea, casi inconscientemente y revelan las creencias, los principios o la forma de entendemos, realmente, el mundo en el que vivimos.
En una de estas conversaciones, me
comentaban que una conocida había alquilado una segunda residencia que poseía
en la localidad por un precio astronómico, la conversación derivó hasta la
dificultad de encontrar un precio
asequible en la ciudad así como es de complicado que una persona con un sueldo
medio pueda encontrar una vivienda en régimen de alquiler para todo el año.
Rota, como cualquier ciudad turística, cuenta con unos elevados precios de alquiler, a los que hay que añadir dos variantes: 1) la extremada dificultad de encontrar un alquiler anual (ya que durante los meses de verano se puede obtener el mismo beneficio económico que alquilando todo el año) y 2) el mercado de militares norteamericanos destinados en la Base Naval (el alquiler es pagado por la Navy a un alto precio, además de hacerse cargo de los desperfectos que el inquilino puede hacer en la vivienda). Como consecuencia una persona que cuente con un sueldo medio tiene verdaderas dificultades para acceder a una vivienda en la localidad.
En el entorno más cercano de la
persona con la que mantenía la conversación no había nadie que tenga una
segunda vivienda con la que poder especular, pertenece a la clase trabajadora y
dispone de un sueldo medio, en consecuencia estas personas están más cerca de
tener dificultades para encontrar vivienda que de especular con ella.
En este contexto me hago la siguiente
pregunta: ¿por qué tendemos a identificarnos con aquellos que están en una posición económica superior
a la nuestra en vez de hacerlo con aquellos que son iguales a nosotros?
Si en el artículo 47 de la Constitución española se expresa textualmente: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho…” siendo evidente que muchos ciudadanos no pueden ejercer o disfrutar este derecho constitucional ¿por qué vemos con buenos ojos a aquellos que se benefician de una situación que provoca un perjuicio en otras personas que podrían ser de tu propio entorno más cercano?
Entiendo que el que tiene la
oportunidad intente sacar el máximo beneficio a su propiedad, es lícito, lo que
no entiendo es por qué es más común empatizar con los que lo hacen que con los
que no pueden acceder a un bien de primera necesidad como es la vivienda si sus
características socioeconómicas son similares a las propias.
Reflexiones extraídas de
conversaciones triviales que provocan más preguntas que respuestas.
“La base de cualquier disciplina no
está en las respuestas que obtiene, sino en las preguntas que plantea” Sally
Linton
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