La democracia como sistema político, sin ser perfecto, es el menos malo de los sistemas conocidos, por la razón de que son la mayoría de las personas que viven en determinado lugar las que eligen a las personas que van a gobernarlos durante un tiempo determinado, si las personas elegidas no cumplen con las expectativas esperadas, los electores tienen la posibilidad de cambiarlas por otras que les generen más confianza.
La
responsabilidad de elegir quienes ostentarán el timón del gobierno requiere
(entre otras muchas cuestiones) conocer a todos los candidatos que se
presentan para ostentar el gobierno.
Generalmente, en España, la mayoría de la población tiene conocimiento de 4 o 5
partidos que tienen una mayor visibilidad en los medios de comunicación, que
cuentan con apoyo económico para difundir sus principios y propuestas, pero una
gran mayoría de partidos que se presentan a las elecciones son unos auténticos
desconocidos para la mayoría de la población.
Sirva como ejemplo, las elecciones al parlamento europeo el pasado 9 de junio. La ciudadanía barajaba cuatro o cinco opciones para decidir su voto, cuatro o cinco partidos, que de una forma u otra, conocía. Sin embargo fueron 34 partidos políticos los que se presentaron a las elecciones. Entre estas papeletas hay partidos que se presentan históricamente a las elecciones, como Falange Española o el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), y que históricamente no obtienen un porcentaje de votos mínimos entre los electores, otros partidos, se presentaban por primera vez a las elecciones, como CREE o VOLT.
La mayoría
de las personas que acudían a votar tenían su primer contacto con estos
partidos en la misma mesa electoral, a donde habían acudido, en su mayoría, con
el voto decidido, por lo que estos partidos “desconocidos” tenían pocas o
ninguna opción de obtener representación.
Para poder
elegir en libertad, debemos conocer todas las propuestas, a todos los
candidatos, los principios ideológicos que rigen estos partidos, etc., una vez
lo tengamos podremos decir que hemos elegido libremente.
En España
existe una ley que regula la forma en la que los partidos pueden trasladar sus
propuestas a los ciudadanos “Ley orgánica
2/2011, de 28 de enero, por la que se modifica la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de
junio, del Régimen Electoral General”, pero es evidente que esta ley
beneficia a los partidos mayoritarios y perjudica a los minoritarios y peor
financiados, aun así existen mecanismos para que los ciudadanos que se quieran informar
puedan hacerlo.
La
democracia, para ser efectiva, requiere el compromiso de la ciudadanía, un
compromiso que va más allá de ir a votar cada cuatro años, poder votar sabiendo
las consecuencias del voto, y cómo afectará a todo su entorno. Sin este compromiso
la democracia se convierte en un concepto vacío de contenido en manos de
charlatanes y demagogos.
“El modelo democrático liberal está pensado en esencia
para racionalizar, justificar, proteger y defender la propiedad capitalista
privada y así reproducir el sistema de explotación de clases” Issa G. Shivji
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