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jueves, 20 de enero de 2022

CENTROS DE INSERCIÓN SOCIOLABORAL.

             Andalucía, como es bien sabido por todos, es la puerta Sur a Europa, y como tal es paso “obligatorio” para la mayoría de las personas que intentan alcanzar el engañoso “sueño europeo”. Muchas de estas personas, son niños, principalmente marroquíes, que huyendo de la miseria y con el sueño de un futuro digno se juegan la vida para llegar aquí.

Con fecha del 2020 eran 2507 menores los que se encontraban tutelados en Centros de protección andaluces[1].

El derecho internacional, así como la legislación nacional obliga al Estado español dar cobijo y protección a estos menores hasta su mayoría de edad y para ello cuenta con una serie de recursos que facilitan la integración en nuestra sociedad y que dependen directamente de la Administración autonómica, en nuestro caso, la Junta de Andalucía. Entre estos recursos se encuentran los Centros de Atención Inmediata, Residenciales Básicos o los Centros de Inserción Sociolaboral, entre otros.

Cada uno de estos recursos tiene una finalidad específica a trabajar con estos jóvenes y es responsabilidad de la propia Junta de Andalucía asignar a cada menor al Centro que mejor pueda cubrir sus necesidades. Y es en este punto donde se deja en evidencia la importancia que se da por parte de la administración al bienestar integral de los menores que deben ser protegidos por ley.

Los Centros de Inserción Sociolaboral, que son el tipo de recurso donde voy a centrar el artículo, tienen como objetivo facilitar a los menores la formación profesional así como una serie de prácticas pre-laborales y si es posible ayudarle a encontrar un empleo. Para poder cumplir con estos objetivos los menores asignados a estos recursos deben cumplir unos requisitos mínimos, como son: permiso de residencia y trabajo, dominio, aceptable, del idioma y tener cumplidos los 16 años. Para el cumplimiento de todos estos requisitos existen recursos como los Residenciales Básicos, sin embargo, la administración hace caso omiso a estos apartados y adjudica las plazas de los Centros obviando las características propias de cada menor, haciendo que la labor llevada a cabo en los recursos específicos como el que hablamos una labor titánica para poder cumplir los objetivos propuestos, y que por otro lado la propia administración les exige.

La llegada de menores que no poseen aun el permiso de residencia y trabajo o un conocimiento insuficiente del idioma imposibilitan que puedan integrarse en el mundo laboral con garantías de éxito, sumado a la lentitud del sistema para regularizar su situación, generan en estos menores situaciones de impotencia y frustración que se suman al enorme estrés que soportan por una historia de vida traumática y responsabilidades más propias de un adulto que de un adolescente. Como me dijo un menor hace unos días “todos tenemos historias diferentes, pero todas son la misma historia”.

Por supuesto, cuando los objetivos no se cumplen es la propia administración la que “culpa” a los recursos específicos o a los propios menores, obviando su propia responsabilidad, por otro lado la prensa hace flaco favor cuando únicamente visibiliza a este colectivo cuando se producen acciones violentas[2].

Para poder actuar con un colectivo, a mí entender, lo primero que hay que hacer es conocer a ese mismo colectivo, visitar los distintos recursos, conocer a sus usuarios, pedirles opinión a los profesionales, sería un buen primer paso para comenzar a caminar en la dirección correcta.

A fin de cuentas, España necesita su mano de obra para poder mantener el sistema tal y como lo conocemos[3]. En manos de la Junta de Andalucía está usar las herramientas de las que dispone de manera adecuada.

“Todas las luchas políticas son luchas de clase (…) y todas giran en torno a la emancipación económica”. Friedrich Engels.

 

miércoles, 23 de junio de 2021

LA ESTABILIDAD EMOCIONAL DE LOS MENORES TUTELADOS.

             Reflexiones sobre la noticia aparecida en eldiario.es

El pasado día 20 de junio, eldiario.es publicaba una noticia con el siguiente titular “La muerte de dos menores migrantes tutelados en centros andaluces cuestiona la atención psicosocial más allá de su acogida.”[1] 

Los centros que gestionaban la atención a estos menores son fundaciones que tienen el servicio concertado por la Junta de Andalucía.

Las muertes se habían producido por suicidio de estos menores y en la noticia se cuestionaba la atención psicosocial que reciben estos menores, siendo insuficientes los recursos que se ponen a disposición de estos menores para gestionar su salud mental, un servicio que va más allá de cubrir las necesidades básicas de comida, techo y ropa de estos menores.

Los menores usuarios de estos centros (sean migrantes o nacionales) cuentan en su haber con una difícil historia de vida donde las sensaciones de rechazo son un continuo a lo largo de sus cortas vidas y donde el establecimiento de un vínculo emocional con otras personas son un reto a superar por parte de estos menores. “Romper” la coraza que estos menores construyen como un simple mecanismo de defensa, es uno de los objetivos que nos marcamos los profesionales que trabajamos con ellos, conscientes que la construcción de vínculos emocionales son fundamentales para mantener el equilibrio emocional.

Uno de los principales problemas que nos encontramos los profesionales que trabajamos en Centros de Protección de Menores, en sus distintas modalidades, es la inestabilidad y la precariedad laboral que impiden que los vínculos personales puedan ser duraderos, ya que difícilmente podemos encontrar a educadores o auxiliares con contratos indefinidos en sus respectivas fundaciones, asociaciones o empresas.

La Junta de Andalucía tampoco ayuda en este sentido, la última licitación tenía un periodo de dos años para los distintos programas licitados, tanto de protección como de reforma. Licitaciones a las que se accede haciendo ofertas a la baja, lo que dificulta la financiación de las fundaciones, asociaciones o empresas que acceden a ella y que tienen unos damnificados claros: los trabajadores y por extensión, los menores, que continuamente pierden a sus adultos de referencia, volviendo a sufrir la sensación de abandono que antes sufrieron de sus familias y cada vez que el sistema los cambia de centro.

A la conclusión que llego es que a la administración (en este caso la Junta de Andalucía) no les importa ni los trabajadores de centros de menores, ni los menores que allí viven, su único objetivo es cubrir las necesidades básicas (por lo que se ve la estabilidad emocional no se encuentra dentro de estas necesidades) y sacarlos de la calle evitando así la inseguridad ciudadana que generaría tener en la calle a cientos de adolescentes sin control.

Estos menores necesitan recursos, tanto humanos como económicos que faciliten que tengan una adolescencia similar a la de los demás jóvenes de su edad.

“El niño que no sea abrazo por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para sentir su calor” Proverbio africano.

 

 

 



[1] https://www.eldiario.es/andalucia/muerte-menores-migrantes-tutelados-centros-andaluces-cuestiona-atencion-psicosocial-acogida_1_8035664.html

jueves, 21 de mayo de 2020

LA JUNTA DE ANDALUCÍA GOLPEA CONTRA EL MÁS DEBIL.

La Junta de Andalucía, con sus políticas neoliberales, comete un acto de injusticia con las personas más desfavorecidas. El 1 de junio tiene intención de cerrar unas 450 plazas, aproximadamente, de centros de protección destinados a albergar a Menores Extranjeros No Acompañados.

Para llevar a cabo este cierre de plazas utiliza el argumento más vil y repugnante que podía utilizar: “dada la situación sobrevenida de crisis social y humanitaria derivada de la pandemia del COVID-19 se ha hecho necesario una reprogramación presupuestaria para atender a la población afectada directamente por la paralización de la actividad económica y la consecuente falta de ingresos para la atención a las necesidades más básicas. Abocando esto a la población a una grave y profunda crisis social; especialmente aquellos sectores de la población más vulnerables”. Con este argumento la Junta de Andalucía pretende sustentar su decisión enfrentando pobres contra pobres.

Lo que la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación no dice que va a hacer con estos 450 menores que va a dejar sin servicio.

Las leyes internacionales a los que España está sujeta impide abandonar en la calle a menores de edad, independientemente de su nacionalidad. Aún más grave es cuando estos menores están tutelados por la Administración Autonómica y es esta administración la que debe velar por su seguridad.

La reubicación de estos menores en otros centros es muy complicada ya que la mayoría de los centros se encuentran al máximo de su capacidad y en muchos casos la sobrepasan abiertamente. Estos menores son la población más expuesta en nuestra sociedad, y por lo tanto exponerlos como “chivo expiatorio” de las consecuencias económicas la crisis económica provocada por la pandemia es repugnante y da alas al fascismo.

Siempre habrá voces de quien diga que “primero los de aquí” pero ¿Qué piensan que van a hacer estos menores cuando estén en la calle sin recursos? ¿creen que van a desaparecer?.

Por otro lado, España es un país demandante de mano de obra extranjera, son muchas las cosechas que no van a recogerse por falta de mano de obra.

Otra cuestión importante es el envejecimiento de la población, hay estudios que dictaminan que España necesita la llegada de cuatro millones de extranjeros para soportar la estructura económica del país.

Así que, si no lo hacen por humanidad, háganlo por propio egoísmo, pero no dejen a estos niños en la calle.

“Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social” Artículo 25.2 Declaración Universal de los Derechos Humanos

lunes, 10 de junio de 2019

LA TORRE DE BABEL.



Que vivimos en un mundo global es un hecho. Los flujos migratorios han cambiado la fisonomía de todos los países del mundo. En Europa, la población migrante extracomunitaria llega principalmente desde países de África, Latinoamérica y Asia. Personas que buscan un futuro mejor para ellos y sus familias.
En España el origen mayoritario de la población extranjera es Marruecos[1], con una población contabilizada en más de 680.000 personas.
Las personas que llegan a nuestro país, además de tener que pasar por duros trámites administrativos, deben adaptarse a nuevas costumbres, y al conocimiento del idioma. El conocimiento del idioma local es la llave que puede abrir las puertas de: ofertas de trabajo, búsqueda de vivienda, gestiones administrativas…
Podríamos decir, que el conocimiento del idioma del país receptor es la piedra angular en la que se sustenta la estancia de la persona migrante en su país de acogida.
Si el aprendizaje de un nuevo idioma, puede ser un enorme reto para cualquiera de nosotros, a los niños y niñas que llegan a nuestro país que se han visto embarcados en un proyecto migratorio organizado por sus padres y del que no han participado, puede llegar a ser una dificultad añadida. A estos menores que llegan junto a sus familias, habría que sumar a los menores llegan solos a nuestro país.
A pesar de que los menores tienen una capacidad de aprendizaje asombrosa, rápidamente pueden adquirir el idioma, aunque no podamos decir que se lo pongamos fácil.

MEDIDAS DE LA ADMINISTRACIÓN PARA LA ADQUISICIÓN DEL IDIOMA EN LOS MENORES EXTRANJEROS.


La legislación vigente sobre educación en España, contempla la escolarización obligatoria para las edades que comprenden de los seis a los dieciséis años. Una vez que un menor extranjero llega a nuestro país, su familia, o la administración pública que ostente su tutela, está obligada a escolarizarlo y la consejería de educación está obligada a ofertarle una plaza en un centro educativo.
Esta escolarización, se lleva a cabo en función del rango de edad del menor, y no de sus conocimientos curriculares adquiridos con anterioridad. En ningún caso se lleva a cabo ningún periodo de adaptación destinada a preparar a estos menores para una mejor asimilación de su nueva situación.
La dificultad para la adaptación de estos menores aumenta en función de la edad de los mismos. No tiene la misma capacidad de asimilación un menor de tres años que uno de catorce.
Para una buena adaptación de los niños es fundamental el papel de las familias, que motiven, incentiven y faciliten el aprendizaje del idioma con la mayor celeridad posible. El problema se intensifica cuando los menores a los que el sistema educativo tiene que atender son Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) que no tienen el soporte y la estructura familiar que les ayude en esta transición, a la que se le añade la dificultad de que en la mayoría de los casos son menores donde el estudio no se encuentra dentro de su proyecto migratorio, ya que ese proyecto está fundamentado en la mayoría de las veces en encontrar un trabajo rápidamente con el que ayudar a la familia que quedó en el país de origen, al mismo tiempo, estos menores carecen de una historia escolar significativa previa a su llegada a España.
La LOMCE, en sus artículos 78 y 79 hace referencia a la escolarización tardía en el sistema educativo.
Prácticamente todas las comunidades autónomas establecen programas de atención a la adaptación lingüística, y a todas luces son insuficientes para la consecución de los objetivos que pretende.
Estos programas pretenden que los menores adquieran rápidamente el idioma y al mismo tiempo alcancen los objetivos curriculares propuestos en la etapa educativa a la que se incorporan. Por lo que estos programas dedican pocas horas a la semana para la adquisición del idioma.

LA CRUDA REALIDAD.

Cabría preguntarse cómo se puede sentir un menor en un aula donde no sabe que están diciendo, que se siente observado por sus compañeros, que no puede comunicarse ni con sus iguales ni con el profesorado, durante toda la jornada lectiva.

En muchos casos, estos menores, sobre todo los que se incorporan en la etapa de secundaria, terminan pasando a engrosar las estadísticas de abandono escolar.
En el caso de los MENA, generalmente, el currículo educativo no está dentro de sus focos de interés, no tienen ni la capacidad económica y el interés personal en obtener una titulación, sin embargo, su principal interés está en conocer el idioma para poder empezar cuanto antes la búsqueda activa de empleo.
Los centros educativos existentes en las poblaciones donde están ubicados los Centros de Protección de Menores se encuentran desbordados por la llegada de menores extranjeros tutelados por las distintas administraciones. En la actualidad las administraciones públicas tutelan a más de once mil menores en toda España, estando más de la mitad afincados en Andalucía.

POSIBLES SOLUCIONES.

El propio currículo educativo habla de que las enseñanzas tienen que estar basadas en los intereses de los alumnos, por lo tanto no pueden servir medidas estándar que cubran las necesidades de la totalidad de los mismos.
Estas medidas deben fundamentarse en las necesidades que cada alumno o grupo de alumnos tenga, por lo tanto para algunos se priorizarán las medidas curriculares y en otros casos deberá priorizarse la obtención del idioma como único objetivo a conseguir.
Los medios que se deberían de poner a disposición son muy superiores a los actuales, dotando a los centros educativos de personal cualificado que acompañen a los maestros y maestras en esta tarea cómo: educadores sociales o mediadores interculturales, que hagan un periodo de adaptación satisfactorio de los menores extranjeros al sistema educativo y una mejor acogida al Centro.
“Enseñar no es transferir conocimientos  es crear las posibilidades para su propia producción o construcción” Paulo Freire.


[1] https://es.statista.com/estadisticas/472512/poblacion-extranjera-de-espana-por-nacionalidad/

sábado, 5 de enero de 2019

LA REALIDAD ESCONDIDA. Aventuras y desventuras de un educador en Centros de Protección de Menores.

¿Cómo habría cambiado tu vida si hubieras nacido en otra familia? ¿Y si hubieras nacido en otra ciudad o en otro país? ¿Crees que hubieras podido terminar en un centro de menores? Cientos de menores se encuentran bajo la tutela de las Administraciones Públicas, sus circunstancias, sus necesidades y sus sueños, se encuentran tras una cortina burocrática que hace que su realidad permanezca oculta para la mayor parte de la sociedad. Estos menores, tan sólo son noticia por delitos que cometen alguno de ellos, pero, ¿Qué circunstancias son las que han provocado la situación de estos jóvenes? ¿Un entorno desfavorable, decisiones equivocadas o simplemente mala suerte? Pero no son solo los menores tutelados los que viven esta realidad: educadores/as, psicólogos/as, trabajadores/as sociales… viven con ellos su día a día. Este libro te cuenta de primera mano, la realidad de los Centros de Protección de Menores en Andalucía, a través de la experiencia de su autor como educador. Con el objetivo de sacar a la luz una realidad que permanece escondida.


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martes, 27 de noviembre de 2018

SUEÑOS Y PESADILLAS.


El pasado día 26 de noviembre el Diario de Cádiz, publicaba un artículo denominado “Una zurda de oro en una patera”. Donde cuenta la historia del joven guineano Buba Barry, a punto de fichar por los juveniles del Cádiz C.F.

El joven Buba, con 17 años recién cumplidos ha realizado un viaje de 4.383 km entre Bamako, capital de Mali y Nador, en Marruecos, donde se trasladó en patera hasta las costas de Almería.
A pesar de que esta historia termina con un sueño cumplido, el daño que puede hacer a miles de jóvenes africanos, cuyos sueños no son compatibles con sus habilidades futbolísticas, y aun siendo compatibles, puedan perder la vida en el desierto del Sáhara o el Mediterráneo.
La pobreza extrema con las que estos jóvenes viven en sus países de origen, junto a la falta de oportunidades hace que busquen la oportunidad que le ofrece la falacia del “sueño europeo”.
En lo que va de año hay contabilizadas 1527 muertes en el Mediterráneo, más las no contabilizadas, a las que habría que sumar las muertes que suceden en la travesía del desierto, ¿Cuántas “zurdas de oro” han fallecido intentando llegar a Europa?

Muchos de los jóvenes africanos que intentan llegar a Europa, lo hacen con un único sueño, ser futbolistas profesionales. Un sueño inalcanzable para la inmensa mayoría de ellos, incluso el joven Buba, a punto por fichar por los juveniles del Cádiz C.F. no tiene asegurado que llegue a jugar de forma profesional, debido a los miles de factores que juegan en ese ansiado destino: lesiones, continuidad en el juego y un porcentaje enorme de suerte.
Esta noticia, a pesar de ser una noticia que aparenta un final feliz, puede ser un incentivo para miles de jóvenes africanos que ante la falta de futuro en su país, decidan jugarse la vida, digo bien, ¡jugarse la vida! para cumplir su sueño, teniendo como ejemplo al joven guineano que parece haber conseguido lo que tantos buscan.
Es una prueba más de la falta de sensibilidad con la que se trata el tema de la migración.
Estoy seguro que las fotos del joven futbolistas han corrido como la pólvora entre sus amigos, allá en su país de origen, y hoy habrá miles de jóvenes con un argumento más para lanzarse a la aventura de recorrer la mitad de África con la idea de que es posible que al llegar a España haya un entrenador esperándolo para hacerlo futbolista.
Es por eso, que hay que establecer vías seguras para las personas migrantes, ninguna realidad impedirá que intenten cumplir sus sueños.
Lo único que espero que sus sueños no terminen convirtiéndose en pesadillas.
“Camina lento, no te apresures que  a donde tienes que llegar es a ti mismo” José Ortega y Gasset.