El año que
comienza amenaza con los fantasmas del pasado a las clases populares a nivel
global, con la reacción conservadora que se está dando en todos los países las
personas que se sienten de izquierdas (a día de hoy, este calificativo
incluiría a progresistas, socialistas, comunistas, librepensadores, republicanos,
ecologistas, feministas, anarquistas…) tenemos mucho trabajo por delante.
La ofensiva
conservadora, espoleada por los medios de comunicación de masas, han conseguido
una amplia cota de poder a nivel global. A las presidencias de Trump, Macron,
Salvini, se suma en estas semanas las del flamante presidente brasileño Jair
Bolsonaro, con un discurso descaradamente racista en lo social y neoliberal en
lo económico. En nuestro país no parece mejorar el panorama, la irrupción de la
extrema derecha en el parlamento de la Junta de Andalucía parece haberles
abierto la puerta al Congreso de los Diputados con una representación más que
significativa en caso de que hoy se celebraran elecciones generales.
La crisis
migratoria que vive occidente, es un fiel reflejo de que las políticas basadas
en la extracción de recursos son un fracaso, la caravana que ha recorrido
América Latina en dirección a Estados Unidos ha mostrado las vergüenzas de las políticas
estadounidenses, separando (y enjaulando a niños tras separarlos de sus
padres) donde dos menores han muerto
recientemente mientras se encontraban bajo la tutela de la administración
Trump.
El
Mediterráneo, es la fosa común más grande del mundo, donde miles de personas
pierden la vida buscando una oportunidad para poder tener una vida mejor,
mientras Europa hace caso omiso a las llamadas de auxilio de los países de la
frontera sur.
No nos
engañemos, las políticas de derechas tienen como principal objetivo el
desmantelamiento del sistema de servicios públicos: educación, sanidad,
pensiones… como ya demostró el Partido Popular durante sus años de gobiernos:
menos maestros, menos médicos, menos pensiones…
Pero la
historia no es la primera vez que se coloca en esta situación, vivimos un
momento de regresión en derechos, en calidad de vida y en capacidad económica.
¿Cuánto tiempo
podremos soportar esta situación?
Francia ha
mostrado el camino, la revolución de los “Chalecos Amarillos” ha mostrado que cuando
el pueblo se une no existe gobierno que pueda frenar su movimiento, han
conseguido evitar la subida de los carburantes, la subida del salario mínimo, y
lo que es más importante, que todos los gobiernos tomen nota de que hay un
límite que no pueden sobrepasar en sus políticas de recortes.
Mientras tanto
las organizaciones de izquierdas deben analizar, que hacer, para que el mensaje
que quieren transmitir llegue al pueblo por que lucha.
“No tenemos nada que perder, salvo las
cadenas” Karl Marx.
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